jueves, 18 de diciembre de 2014

Respondiendo a tu pregunta

Satisfago tu curiosidad:
He aprendido mucho de ti,
de tus desvarios y devaneos,
de tus cariños y tus apegos,
tus lágrimas y tus deseos,
tus amores y tus dedos.

¿Quieres una lista numerada
y con viñetas adornada?
La escribo en papel dorado
con elegante tinta plateada.
(Con mi mejor letra, lo prometo)

Aprendí a abrir mis alas
como nunca me había atrevido,
mariposa linda y empecinada
en ver volar a tu amigo cuervo.

Ya sé que puedo adornar mi vuelo
con ese aprendido recuerdo
de tus alas abiertas aún doliendo
volando grácil en el frío viento.

¿Cómo no aprender con tu ejemplo?
Si me arrastraste con los cuernos.

Ahora sé que puedo darme entero
sin temor a lo que venga de regreso,
pues mi ser es más fuerte al admitir
que no siempre obtengo lo que entrego.

¿La lista era en orden alfabético?
¿Dónde pongo entonces lo que siento?
¿En qué letra o palabra se contiene esto?

Aprendí que el pánico y el dolor
pueden servir de bastones
al caminar entre miedos y decepciones
o entre alegrías y buenas reuniones.

Eres como un ángel guardián
que me enseñó de nuevo a volar.

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