viernes, 14 de diciembre de 2012

Cuervo triste

Dios, estoy triste Dios,
ver que en el mundo te han olvidado
que no oyen tu voz
por andar con disparos, gritos y motores.

Estoy triste, mi señor,
por mis hermanos que te niegan
y se ufanan en gritar reclamos.
Estoy triste, Dios
por ver que este mundo te está olvidando.

Mi corazón se estremece
con lágrimas de penar por otros.
¡Sálvame de mi amargo llanto!
Si es tu voluntad, hazlo.

Noticias tristes, Padre Eterno.
Noticias y penas.
Mi corazón está llorando, Dios.
¡Qué triste ver que el mundo te ignora!

domingo, 9 de diciembre de 2012

Danza de Luna Llena

¡Que vuelva la danza con sus mástiles multicolores y pañuelos!
¡Que vuele el espíritu libre en el monte!
Que sacuda sus plumas el ave de luz
que abra sus pétalos la esmeralda en flor.

Veo a los saltamontes bailando con castañuelas
Los coyotes se tocan los bigotes con arcos
Se acercan silbantes culebras a la orquesta
Tocando el rubí llega un halcón.

Los grillos cepillan sus güiros con ritmo de blues,
cada ruido llega entre la brizna y el sol.
Cantan las águilas con sus plumas sagradas
Cantan jaguares con su voz en garganta

¡Que vuelva la danza a alegrar corazones!
¡Que vuelen las garzas de mil colores!
Sienta libre mi fuerza, me eleve hasta el espíritu,
Que vuelva la danza ¡Que vuelva!

jueves, 29 de noviembre de 2012

Escondidillas

¡Ahí estás! Te encuentro luego de días de buscarte en el desierto, con tus labios partidos y tus pies sangrando ¿Cuántas espinas te pincharon? ¿Cuántas fiebres te atraparon a mitad del sol? ¿Cuántos coyotes royeron tus blanquecinos huesos? ¿Cuántas ratas chillaron poesías a tu oído reventado por el frío viento nocturno, invernal?

¡Ahí estuviste siempre! A mitad del camino, entre la gobernadora de verde cansado y la biznaga de rojo ardiente en las púas. Te encuentro luego de diluvios y resolanas, entre llanos y playas. Caminando en círculos por la inhóspita soledad del abandono, preguntando a los nopales y a los saguaros por ti. ¿Te encontraste con la víbora y el águila? ¿O te encontraron acaso? ¿Hallaste lo que venias a buscar? ¿La liebre te dejó en paz? ¿La vaca te permitió marchar? ¿Dónde dejaste tus ojos? No se los hayas regalado al jerbo mentiroso que salta por la montaña.

No entiendo tu deseo de perderte al pie del mezquite, a la sombra de la espina sangrante. En las dunas blancas petrificadas por el sol y la lluvia desértica, entre gritos de demonios y llantos de estrellas. No entiendo tu gusto de irte y desaparecer entre violentas quejas de fuego y luna, de esconderte en el lamento de la madre luna.

¿Dónde pasaste la noche de todos tus días en el exilio? ¿En qué rama posaste tus plumas? ¿Tuviste que compartir con el conejo su madriguera o con la tortuga ocupaste la piedra? ¿Qué te dijo la iguana y la lagartija? ¿Encontraron ya sus anillos los lagartos? ¿Ya viste al colibrí que llora? ¿Encontró tu camino al cactus de Dios?

Volaste o violaste las sombras que te cubrían, no las escuché bien entre el barullo de los peyotes y los cuervos. Hueles igual que el día que te perdiste entre matorrales secos de pasto, en las marañas del patio trasero. No te bañes todavía, déjame te recuerdo...

Días de dunas blancas, tostadas al sol, la montaña se sacude el calor, me aplasta una roca y se va el sol.

lunes, 24 de septiembre de 2012

No recuerdo el título

Hoy vi en La Luz la sonrisa que creía perdida en las idas y vueltas, si viera usted mi mujer. Si pudiera usted ver el hermoso mercado de mi vida, tal como yo lo veo: Lleno de algarabía, como en carnaval, con las frutas más frescas, las verduras más bellas, las curiosidades de mil colores de mi infancia.

Si pudiera ver usted, mujer, esas imágenes de mí, tan mías.
Los juguetes de madera y latón con sus colores y brillos, risas y gritos, si los pudiera ver mujer.

Será quizás por aberración senil que recuerdo esto a cada minuto, será quizás para no olvidarme de mí.
En algún momento los colores me entraron por la nariz, los olores por el tacto, los sabores por los oídos y los sonidos por los ojos.

Ahora no recuerdo cuándo se suponía que debía dejar de ser niño...

miércoles, 15 de agosto de 2012

Llanto


Llorar: El último refugio de quien no logra cristalizar sus ideales. La fuga extrema del alma, cubierta de sal.

Un acto de constricción que nos impulsa a renovarnos en mitad de la tempestad. Expresión de la soledad que sienten los pingüinos de la Patagonia y los jaguares de la selva y los elefantes del zoológico. Todos juntos.

Verbo vuelto agua de mar, que nace en la cresta de las olas y muere envuelto en espuma blanquiazul. Canto de sirena proscrita de las profundidades.

El grito de Saturno al nacer y el de Urano al morir. Canto de Afrodita a mitad de un orgasmo...

viernes, 10 de agosto de 2012

Muñeca Noctámbula: Epílogo

El sueño terminó, ninguno de esos espantos han vuelto a aparecer en mis sueños, mucho menos fuera de ellos.

Me sigue pareciendo inesperado el final de la muñeca... Un simple resbalón fue todo lo que bastó para detenerla, para... desaparecerla. Tampoco entiendo qué quería ese espectro negro, quizás no era yo a quien buscaba después de todo, creo que me siento decepcionado por eso. Me habría gustado saber qué es capaz de hacer esa cosa, conocer algún mundo distinto de este, aunque aquél resultara un pandemonio satánico.

¿Ya lo ves, Violeta? ¡Sí eran reales mis tonterías! mis "nimiedades" infantiles que tanto te enojaban...

Cuando lavaba los trastos, no pude evitar que se me erizaran los vellos del brazo al tocar ese plato de porcelana dejó olvidado mi madre. Terminó estrellado contra el suelo cuando pretendía ponerlo a secar, se me... escurrió de entre los dedos, por decirlo así.

¿Por qué se llevó tantos años en suceder esto? Y al final para nada ¿Resulté no ser lo que buscaban?



El doctor de guardia cerró el diario de su nuevo paciente. Perplejo por la historia tan disparatada, salió a caminar al jardín del hospital. Era una madrugada inquieta, las ráfagas de viento hacían llorar a los árboles y a los arbustos incluso, el cielo estaba despejado y lleno de estrellas alumbradas por una luna menguante.
Se cerró la bata para protegerse del viento, llegó hasta un grueso abeto que tenía una banca al pie donde se detuvo, subiendo un pie a la orilla del asiento.

- ¿Qué le sucedió a este desgraciado para quedar tan perturbado? Lleva una semana aquí y no ha parado de gritar como poseso, todos esperaban que terminara por desgañitarse la garganta pero aún no se le cansa ni un poco la voz ¿Serán ciertas estas visitas o fueron sólo alucinaciones? ¡Qué va, zopenco! ¡Claro que alucina! ¿Ahora ya vas a creer en fantasmas, eh doctor? ¿Justo ahora, que está el viento soplando tan fuerte, te dio por pensar en espantos que gimen de no...

Dejó caer el cigarrillo que tenía en la boca, su mano temblaba y, sobre su hombro izquierdo, vio una mano delgada, pequeña, con dedos lisos y una piel que brillaba con la luna...

jueves, 9 de agosto de 2012

Dagas como besos


Dagas como besos
y gotas como lágrimas.

Lluvia que moja el suelo
baja ahora y cura mi alma.

Llanto que disuelve penas,
esas penas que matan.
Son tus dagas como besos,
besos que se clavan en mi espalda...

Perdidos, adiós, perdidos...
Adios, perdidos, adiós.

Que el viento acompañe su ida
y el sol empañe su amor.

Dagas como besos
que cortan la piel,
caricias de fuego
y ojos morenos de miel.

Conciencia limitada del saber
y una eternidad delante,
¿Quién espera aturdido?
¿Quién llora?, ¿Quién...?

Pensamiento de laberinto,
mente complicada,
labios carmines...
Ojos que matan.

Gotas de lluvia como llanto,
de miel y amaranto,
dulce lluvia,
dulce llanto.

Besos que cortan mis labios...

viernes, 3 de agosto de 2012

Muñeca Noctámbula X

Tuve frente a mí a esa negra aparición nuevamente, lo más cerca que nunca ha estado. Puedo decir que me abrazó, me cubrió por completo con su cuerpo vaporoso que nunca me tocó.

Durante el sueño podía volar, nunca lo había logrado: Cuando niño me daba miedo el quedar atorado entre los cables de electricidad o no poder aterrizar lentamente y estrellarme contra el suelo; esta vez fue diferente, volaba y podía volver a tierra tan suave como quisiera. Pasé mucho tiempo subido a un alto eucalipto, cuidando un salón construido en medio de un predio enorme que me recordaba mucho a una primaria.

Al salir las personas que descansaban en el interior, me supe libre de mi obligación y volé hacia la montaña que se erguía a mis espaldas, donde encontraría mi nidada. Volaba agitando mis alas, sentía el viento pasar entre mis plumas y viendo, abajo, la tierra con todos sus colores pasando. De pronto la vi, apurada por subir y bajé despacio hasta su lado, le hablé y contestó mi saludo pidiendo que la acompañara, sin más.

Caminé a su lado por la montaña, subiendo por un camino que desconocía. Entramos en una gruta con una boca enorme y acostada, bajamos un tramo considerable, alumbrados por la claridad del exterior que aún llegaba a esa hora del ocaso. El pasaje de roca desnuda se pintaba mágicamente con los colores del cielo. De pronto la pared derecha comenzó a reducir su tamaño, dejando ver el interior de lo que debía ser un cañón de piedra en la espalda de la montaña. Entramos a una sala espaciosa, caminamos entre estalagmitas recubiertas de pequeños cristales que soltaban chispas de colores al ser tocados por la decadente luz, llegando hasta el borde de ese curioso campo de piedras. Al frente pude ver una caída de 50 metros quizás y un riachuelo que salía desde un borde, a mi izquierda el camino que nos guiaba hasta el pie del talud de piedra.

Ya desde la escalera se veía la espesura del bosque que nos esperaba, ella dijo que su casa no estaba lejos. Su voz apenas la escuchaba a pesar de la quietud pétrea que nos envolvió hasta pisar dentro del bosque. Una vez ahí, mis oídos se llenaron del sonido de las hojas pisadas, los cantos dispersos de algunas aves, los ocasionales graznidos de los cuervos... Cuando los árboles comenzaron a disminuir, vi a lo lejos una cabaña muy rústica, supuse que habíamos llegado.

Ella entró dejando la puerta abierta tras de sí, asumí que podía entrar, al cruzar el umbral me di cuenta que no había más paredes que la fachada. Ahí mismo, en el bosque, estaban regados sobre el piso de tierra los muebles, las herramientas de trabajo. Sobre los árboles, hábilmente clavadas, se levantaban plataformas que sostenían sus camas. Me enteré que vivía con sus hermanos hasta que los vi llegando de más adentro de su casa, por decirlo así. Los muchachos, agradecidos, me invitaron a pasar la noche con ellos, pues el sol ya se había metido y quedaba sólo el leve recuerdo suyo en el cielo, que se va tiñendo de azul profundo. La chica no hablaba ni una palabra mientras, diligente, preparaba la cena y sus hermanos seguían trabajando con sus herramientas de carpinteros y platicando conmigo sobre mi procedencia; a cada respuesta mía, escuchaba anécdotas de ellos y algunas eran en verdad interesantes.

La cena fue servida y consumida entre celebraciones por su sabor. Ella sonreía tímidamente, sin decir una palabra o hacer siquiera un ruido. La sobremesa se llenó de bromas y chistes, departidos entre tazas de café y cigarrillos, ella no bebía ni fumaba y tampoco reía, se conformaba con sus sonrisas apenas pintadas en sus labios delicados.

Parecía que ninguno de ellos tenía ánimos de irse a dormir y comenzaba a enfriarse demasiado el aire, podía verse el vapor saliendo de sus bocas. Poco antes de que comenzara a colarse una neblina espesa, uno a uno fueron ocupándose de vuelta con sus herramientas y la chica permanecía de pie, como arrinconada entre la única pared y otra imaginaria. Me percaté que la niebla se volvió espesa y me cubría alrededor, dándome la ilusión de estar solo en un bosque desconocido.

Recuerdo que podía ver mis pies con claridad, estaba descalzo pisando un suelo de tierra apisonada... Me quedé quieto, el bosque estaba callado, demasiado... Volteé a todos lados intentando ver algo, encontrar algo pero todo era blanquecino, di unos pasos al frente y topé con un mueble que tenía una sierra de disco sobresaliendo por un lado; retrocedí y una neblina negruzca comenzó a rodearme desde atrás, todo se envolvió como en terciopelo negro haciéndome sentir desorientado.

Di vueltas hasta que divisé una ligera mancha más clara y me detuve a observarla fijamente; con pasos lentos me fui acercando hasta distinguir esa pálida cara azul y arrugada que había visto: Era el "antiguo enemigo" quien me visitaba esa noche. En cuanto tuve esa cara frente a mí, algo me sujetó con fuerza casi estranguladora. Me sentí arrastrado por todo el suelo del bosque, arrojado infinidad de veces contra los árboles, rasguñado por sus duras cortezas... ¡No podía siquiera defenderme a mordiscos! Eso que me sujetaba parecía no tener cuerpo, a pesar de ser visible. Pasó largo tiempo divirtiéndose conmigo, no sé cuantas veces me sentí desmayar en el sueño, sin llegar al desmayo completo, esa tortura pronto doblegó mi ánimo, supe que moriría en sueños, que mi cuerpo no podría recuperarse de este ataque.

Me arrojó nuevamente contra el suelo, ya no volvió a levantarme. Sentí que me dejaba libre y comenzó a diluirse la espesura negra, volviéndose transparente. Logré levantarme y busqué la cara del espectro, vi que se desvanecía en un tronco hueco. Me apresuré al lugar y mis pies parecían estancados en lodo, no llegué a tiempo.

Al levantar la vista, los hombres estaban ahí, trabajando en sus mesas y la chica de pie, donde mismo. Me quise acercar a ella pero con un ademán de su mano me indicó que me detuviera, quedé congelado y ella bajó su mano. Resolví preguntarle sobre esa neblina negra que me atacó momentos antes y no podía hablar, no recordaba cómo articular las palabras que estaban en mi mente; confundido me fui a sentar a la silla más cercana, intentando hacer salir algún sonido de mi garganta.

Escucho el gorjeo de un pájaro, el amanecer se acerca. La chica con su vista clavada en mis hombros se comenzó a desnudar; con la ligera claridad su piel se veía más blanca, al erguirse me mostró ese cuerpo liso de muñeca de porcelana. Caminó para acercarse pero sus pies rígidos la volvían torpe y lenta... Parecía que el tiempo se había detenido mientras ella se desplazaba no más de tres metros, sentí un peso enorme sobre mi espalda, ella seguía con la vista clavada; noté que algo resbalaba por su mejilla nacarada, parecía una gota de rocío. Avanzó más, me levanté con esfuerzo y di un paso, luego otro. Ella seguía tambaleándose despacio. La escena me parecía un extraño encuentro entre dos amantes que nunca llega a suceder, era melancólica. Me detuve a examinar su rostro y me di cuenta que en realidad eran lágrimas que salían de sus ojos inexpresivos. Una confusión me llenó súbitamente, quise ir a abrazarla, a reconfortarla pero temía que me dañara al tenerme a mano; deseé ayudarla y a la par sentía asco de ella. Mis piernas dejaron de responder y me derrumbé.

La chica se arrancó la máscara que cubría su boca, la dejó caer al frente de sus pies, de los ojos aún escurrían gruesas lágrimas y ahora parecían reflejar una infinita tristeza, contenida por milenios; por un instante, el rostro inexpresivo se tornó en una mueca arrugada y depresiva. Un pie rompió la careta en pedazos, dejando impreso en cada partícula el sentimiento mostrado.

Estaba a un paso de mí, un paso que duró eternas angustias en llegar, sus afilados e irregulares dientes se volvieron un miedo palpable, ahora no sólo sentía su peso aplastante y el dolor intenso de un hombro dislocado, ahora esos cuchillos de porcelana se hacían sentir en mi piel y mi carne. Punzadas de dolor cortante me invadían el cuerpo desde dentro... Quise morir, ya no despertar, el dolor era insoportable pero no lograba despertar ni fallecer.

Revolcado de dolor, giré hacia la ventana, un rayo de luz entraba tímido por la ventana de la fachada. La piel de la muñeca brillaba inundada de tornasol, a pesar del tremendo dolor que me producía, su piel me pareció preciosa. Ya bañada hasta la cintura en luz seguía avanzando, mi lógica me decía que debía despertar ya, siempre me sucedía así: Cuando salía el sol en mi sueño, despertaba a la realidad. Ese razonamiento ya no servía, ella seguía avanzando hacia la presa indefensa, tirada en el suelo.

El pie de la muñeca finalmente tocó el suelo, pisando parte de una piedra que sobresalía en el suelo, se tambaleó y, casi por inercia, movió al frente su otro pie. La lisa porcelana resbaló, haciendo perder el equilibrio. Conforme la veía caer, nuevamente ese deseo de salvarla me invadió. Cuando pude reaccionar el cuerpo se estrellaba contra el suelo, volando en añicos diamantinos que iluminaron el bosque como miles de luciérnagas trasnochadas.

El tiempo volvió a su paso normal, recuperé el control de mis miembros y me levanté, buscando a los hombres con quienes había compartido la cena y no estaban por ningún lado. Les grité y sólo el eco de mi propia voz me respondió. Extendí mis alas y volé en vertical, buscando las copas de los árboles, las ramas se abrían a mi paso y cuando finalmente sobresalí del techo, la luz del sol me bañó, haciéndome despertar...

miércoles, 1 de agosto de 2012

Coplas sueltas al aire fresco y húmedo del verano apasionado.


Tu aroma se desvanece
como los copos de nieve
ante el inclemente calor del sol,
tu figura se deslava de mi cama.

Conforme se levanta la aurora
y entre mis manos queda la ilusión
de sentir otra vez la dulce caricia
de tu piel de magnolia y crisantemo.

En mi invierno
hacen falta tus primaveras, amada mía,
para darle calor a mis huesos viejos
roídos por las ratas del olvido.

Se aleja de mi ser tu calor
como las hojas movidas por el viento
que atroz se afana en destilar de mis lágrimas
el alcohol que me embriagará.

jueves, 19 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula IX

Han pasado dos semanas desde la noche en que se presentaron ambas pero sé que me siguen rondando como buitres elevados, escondidos entre las nubes, esperando el mejor momento para entregarse a su macabro festín.

Ayer, mientras dormía, logré ver a lo lejos a esa muñeca, estoy seguro que es una muñeca de porcelana. Por algún motivo me encontraba marchando con una multitud, coreando arengas contra algún nuevo impuesto quizás y la observé primero de espalda, completamente desnuda, nadie más que yo ponía atención a esa extraña figura, erguida en medio de toda la gente, con su piel lechosa y brillante. Lentamente se dio vuelta, la recorrí desde los pies, subí por su talle y se cubría el rostro con ambas manos, me di cuenta que ella también me veía a mí, que me pensaba anónimo entre tanta gente. Pude ver sus ojos fijos en mi corazón, esos ojos muertos que siempre me han perseguido; avancé entre el contingente hasta llegar a la punta, me seguía observando con dureza, aproveché el cruce con una calle para apartarme de la manifestación y perderme de su vista pero cuando enderecé mi vista hacia el frente, ahí estaba esperando en la siguiente esquina, una mano en el rostro, la muñeca extraña, caminé como hipnotizado y atraído irremediablemente por su mirada. Ella ni siquiera se movía. Me detuve en la contraesquina y la muñeca volteó su cuerpo hacia mi ubicación, retiró la mano del rostro y ¡se arrancó la cara completa! Los bordes irregulares le daban el aspecto de una boca llena de terribles dientes listos para devorarme, ese hueco que ahora exhibía como faz era aún más espeluznante que la máscara inexpresiva de dura mirada de siempre.

Presa del miedo, me quedé inmóvil frente a la muñeca. Comencé a sentir una humedad muy cálida resbalando por mi entrepierna, hasta caer a mis pies y encharcarse dentro de mi zapatos. Ni siquiera fui capaz de temblar o de gritar y volverme loco presa del terror más absoluto que nunca había experimentado. Recordé todas las ocasiones en que tuve miedo cuando era niño y ninguna fue equiparable a esto, mis miedos adolescentes parecían bromas de Noche de Brujas.

La muñeca devolvió su máscara de porcelana a su lugar. Luego todo se cubrió de una espesa niebla que me envolvió como a una momia yerta. Escuché un ruido que destempló mis nervios y mis dientes, un chirrido como miles de uñas metálicas rasguñaran un finísimo cristal...

Desperté intranquilo, sintiendo ese chirrido perforando mis oídos. He sentido cosquilleos en las yemas de mis dedos cada vez que algo chilla aunque sea un poco, estos eventos me están destrozando los nervios.

Déjame que sea agua de lluvia sin que me veas llover...


Floto en la inmensa coralina de mi traspatio,
entre nubes y niebla me hundo despacio.
Afloro del concreto y se vuelve tierra fértil
¿Quién dijo que mi muerte no sería útil?

Camino de piedras y terracota apretada
me electriza tu aroma de calle mojada,
me confundo con esa ligera gasa que flota
y me elevo con ella hasta regresar como gotas.

Caigo, me precipito, mojo, me desintegro
acariciando las almas, a la tierra me entrego.
Muero de nuevo, muero de viejo, muero porque me muero
Lluevo, soy agua, soy gota, soy lluvia y lluevo.

Rompo el concreto y se vuelve tierra fértil
¿Quién dijo que mi muerte no sería útil?

miércoles, 18 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula VIII

Cuando desperté, con el pleno recuerdo de esos encuentros, me sentí tan descansado como hace mucho no sucedía. Creo que el resto de mi sueño simplemente dormí, ignorando todo lo anterior, estaba cansado sin más.

Nunca atendí las advertencias de tantos que decían que era mejor mantenerme alejado de ti, Violeta; quizás vieron lo que yo, ofuscado como estaba, no pude ver. Sigo pensando qué recibiste a cambio de traerlas hasta mí...

¿Quién será ese "enemigo antiguo" que me visitó y qué relación guarda con esa mujer extraña? Me siento completamente incapaz de responder eso ¡Ni siquiera sé qué buscan esos espantos! Esa sombra amorfa me recordó a cierto personaje de una película de animación japonesa que vi hace años, quizás sean del mismo tipo. Esa otra mujer menuda me ha parecido cada vez más como una muñeca de porcelana, de esas antiguas monas que valen miles y no dejan de estar horriblemente tiesas, con sus ojos muertos, clavados en todo lo que vive y tiene sangre en las venas. Su puro recuerdo me produce escalofríos y un dolor en mi hombro izquierdo.


Creo que nunca había estado tan cerca de esas aparecidas, sigo con el recuerdo clavado en mis ojos. Sentir las caricias de esa "muñeca" espectral fue algo extraño, me excitaba sentir ese cuerpo menudo, bien torneado, restregándose contra mí; sus manos me estremecían al flotar sobre mi piel hasta que pesaron demasiado. Luego aquel ser sin forma, negro como terciopelo, que balbuceaba con sus labios arrugados apenas visibles en esa piel blancazulada... De haberlo tocado, seguro que su cuerpo estaba formado por alguna sustancia viscosa, como la piel de los sapos recién salidos de la tierra.


¿Quién manda a quién?


Aún siento dentro de mí la misma inseguridad, las mismas ansias al momento de dormir, sigo con miedo, ahora más por esas visitas, estoy muriendo en vida cada noche que comienzo a sentir cómo el sueño me va invadiendo y mis esfuerzos resultan inútiles ante la exigencia de tan imperante necesidad. Ya comienzo a ver que las cosas se mueven solas, sombras que se mueven por debajo de los muebles, insectos que aparecen y desaparecen un segundo después, hasta las paredes ondulan como si fueran de agua.


De pronto mi realidad se parece mucho a mis sueños.

jueves, 12 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula VII

Ya cerca del amanecer caí sobre la almohada. Ahí estaba ella, puntual a su búsqueda, se acercaba a mí, me acariciaba con sus dedos lisos pero no lograba verme, nunca le vi la cara. Preferí quedarme quieto, muy quieto hasta que se aburriera de reconocerme y cerré los ojos.

Su respiración era jadeante, balbuceaba algo y todo su cuerpo se sentía liso y frío, intensamente frío. Sus manos me parecieron pesadas como yunques y las caricias fueron pronto dolorosas, me jalaba de los brazos y sentía nuevamente ese dolor intenso en la articulación; no sé cómo resistí sin volverme loco, sin lograr despertar. La mujer se fue resbalando de mi cuerpo, entonces me sentí como de goma y mis brazos se estiraban cuando los aferraba, luego mis piernas, los pies... Dejé de sentirla, permanecí quieto un poco más para asegurarme de que ya no estaba ahí, abrí los ojos y estaba acostado en el sillón donde me quedé la noche anterior.

Entraba claridad por las ventanas, ahora sí tenía plena seguridad de estar despierto. Me levanté y fui a la cocina a tomar un vaso de agua, sentía las coyunturas tensas pero en su lugar. Me llevó algo de tiempo darme cuenta de que estaba pisando un suelo de tierra empantanada.

¡Corre! me dije de inmediato pero el acto de levantar un pie para comenzar a correr me llevó eternidades, como si estuviera pegado al suelo. Levanté la vista y se acercaba a mí una figura oscura, muy deforme, alta... Avanzaba lentamente, parecía arrastrarse por el suelo, como si fuera parte del piso. Estuvo frente a mí, no podía moverme por el miedo, lloraba de impotencia y de rabia; pude ver un reflejo en esa masa obscura que me pareció un rostro viejo y arrugado, un rostro ancestral.

Me logré controlar lo suficiente y le cuestioné su identidad, farfulló algo y logré entender "enemigo" y "antiguo" solamente. Siguió emitiendo sus gruñidos y resoplidos un tiempo más, guardó silencio y comenzó a disminuir el tamaño de esa torre amorfa mientras se volvía traslúcida. Así fui regresando a la conciencia y desperté, finalmente, a la realidad.

Miré mi reloj, eran aún 4:35 am, faltaba una hora y media para que amaneciera y yo seguía con sueño... Me acomodé en el sillón y cerré mis ojos.

Onírico Perfume

Mi cama huele a ti,
mi amada, te extraño.

Aún percibo tu dulce aroma
que enciende mi ánimo
y me consume en un fuego abrasador.

Huelo tu perfume, tan íntimo,
flotando en la recámara,
cayendo en mi piel
deseosa de tu recuerdo.

Mi almohada guardó
un instante de tu ser
que me entregó al dormir.
Volverá tu cabello a adornar mi lecho.

En mis manos mantendré tu caricia
que dejas en mi ser.
Pronto nos volveremos a ver...

Muñeca Noctámbula VI

Era común verte seguida, como escoltada, por esa mujer robusta o su sombra, por llamarle de algún modo a su forma menos definida; cuando preparabas la comida ella estaba cerca de ti como si te dictara la receta y supervisara que la ejecutaras perfectamente. Otras veces parecía que ella cuidaba de nuestra hija mientras tú lavabas la ropa, nunca entendí tu necedad de bajar de madrugada, con la niña envuelta en cobijas, a lavar la ropa en el lavadero ¡Tenías una máquina a tu entera disposición! Cuando te bañabas, esa mujer hacía guardia afuera del baño, ni siquiera te dejaba mientras hacíamos el amor.

Violeta... ¿Qué tienes tú que ver con mis sueños?

Te soñé hablando con esa mujer que te seguía, tú le decías que habías encontrado lo que pedían, creo te referías a mí, afirmabas con vehemencia que habías encontrado exactamente lo que ellas necesitaban; supe por tu rostro que la otra mujer te hablaba pero nunca le escuché ni un murmullo. Dijiste algo sobre tu pago y te vi sonreír satisfecha ¿Qué te prometieron? ¿Por qué me vendiste así? En verdad es tanto tu odio contra mí... ¿Será que sólo me buscabas a cambio de tu recompensa? ¿Qué ganaste, Violeta, qué?


He sufrido insomnio desde aquella noche que sentí que me tocaba la pierna... Ya no sé si dormir o mantenerme despierto, nada me asegura que estaré sin verla. Por las mañanas despierto como si hubiese caminado dormido y rodado por las escaleras, olvido pronto lo que soñé, si acaso sueño.
Me consumen las dudas que ahora tengo, no comprendo cómo creí que en verdad me amabas Violeta, para ti fue simplemente hacer tu trabajo una vez más, cual cazarrecompensas profesional. Qué habrás acordado cobrar a cambio de ese trabajo, no lo sé, pudieron ser tantas cosas... Mi tranquilidad de nada te serviría; tal vez eres una bruja que necesita robarle la juventud a la gente para mantenerse joven y bella, eso explicaría por qué después del primer embarazo recuperaste pronto la misma figura estilizada que tenías y también esta ocasión de tu segundo embarazo, te recuperaste sin problema...

¿Qué fue lo que te pagaron? ¿Acaso será cierto eso que me dijeron? Acudí en cierta ocasión a una lectura de tarot y la mujer que me atendió estuvo largo tiempo sin decir palabra ni mirar las cartas: Mantenía fija su mirada en mi pecho. Cuando por fin se movió, me habló sobre unos hombres en túnicas negras, todos ellos con cabezas rapadas, ofrecían un bebé humano en sacrificio a un ser mitad hombre, mitad lobo, quien tomaba al niño por un tobillo y lo degollaba con un puñal; mientras se desangraba la criatura, elevaban cantos, rezos e inciensos hediondos... No quiso tirar las cartas para mí, ni esa ni ninguna otra ocasión, me dijo que yo estaba maldito... ¿Por qué maldito? ¿De dónde?

No creo que algún día vayas a sacrificar a nuestra hija, tampoco a tu segundo hijo. Sé que no eres capaz de eso. Es difícil entender a qué se refería esa mujer cuando me habló de aquella visión que tuvo, quizás simplemente estaba alucinando por tanto incienso aspirado... Tampoco creo que haya sido tabaco lo que estaba fumando.

miércoles, 11 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula V

¿Dónde estás Violeta? Hace mucho que no me llamas, me había acostumbrado a recibir tus insultos una vez por semana, luego dos, tres, cuatro veces en un mismo día. Ahora nada. Tu silencio me preocupa Violeta ¿Por qué no respondes?

Recuerdo que tuve una pesadilla cuando era niño, en ella veía una cabeza de venado cercenada, frente a mí, chorreando sangre y espuma por la boca, sus ojos blancos me perforaban el alma; resoplaba pesadamente y su aliento apestaba a podredumbre. Comenzó a reírse de mí, tan asustado que me oriné en la cama, se reía fuerte, burlón, me amenazaba con sus dientes. Ahí estaba ella, como buscándome entre la neblina que salía de abajo de mi cama... Desperté ya avanzada la mañana, empapado. Tuve que enfrentar el regaño y castigo por eso.

La cabeza no volvió a aparecer en mis sueños y ella no se iba de ellos. La veía a lo lejos, la veía entre las nubes, la veía saliendo del agua, la veía flotando dentro de ella, la veía en todos lados cuando dormía. Nunca me asusté verdaderamente por verla tan a menudo. Eventualmente se me presentaba casi frente a frente, siempre al pie de árboles de aguacate. Su aparición en mi descanso fue diluyéndose, aunque siempre se acercaba más. Un día, sin más, ya no apareció.

Cuando conocí a Violeta habrían pasado quizás siete años desde la última ocasión que vi a la mujer blanca. Algo en esa muchacha delgada, de piel blanca y tersa, me recordaba a ese espanto. Ella también podía verla, sospecho que también le habló: Una vez la vi, al lado de esas dos mujeres... ¡Por eso me parecían tan familiares esas dos mujeres! ¡Sabía que ya las había visto antes! ¿Qué conexión tienes con ellas Violeta? ¿Quién eres en verdad? ¿Qué eres? ... Recuerdo verte a menudo con la mujer robusta de falda deslavada, esa mujer te seguía casi a todos lados.


También recuerdo que, durante el tiempo que estuvimos juntos, veía muchas sombras que me seguían, me sentía siempre acechado y vigilado...


                                  ¿Quién eres Violeta?

Muñeca Noctámbula IV

Vino a mi memoria nuevamente el sueño del pasillo y las dos mujeres. Escuché que ambas se reclamaban algo como propio pero que no lo podían conseguir... ¿Qué podrían buscar?

Esa mujer blanca me intriga...


Durante el sueño escuché claramente esos pasos livianos y el sonido metálico tan característico de la andadera, no podría equivocarme luego de años de escuchar el mismo ruido en la noche callada. Lo diferente esta vez es que no encontraba a nadie caminando cada vez que abría los ojos, los pasos simplemente iban y venían como con voluntad propia; escuchaba murmullos cerca de mí y las mujeres seguían disputando lo inalcanzable.


Esa noche tú estabas muy inquieta y tu respiración era irregular y forzada ¿Qué te sucedía, mujer? Intentaba acercarme a ti pero no podía moverme, no debía moverme. Algo me advertía que de hacerlo, la mujer de piel blanca y lisa sabría dónde estaba y me arrancaría los brazos... Pasó cerca de mi cabeza, pude escuchar los pasos dentro de mi cabeza, sin duda me buscaba sin descanso. Tal vez me están buscando a mí, tal vez soy una víctima más, alimento para brujas.


¡Tengo miedo! Nunca me había sentido amenazado de esa forma tan continua, tan penetrante y fría; he leído nuevamente los viejos manuales para exorcizar brujas que he encontrado en la red, en bibliotecas, en todos lados donde los he encontrado y ninguno me hace sentir más protegido.
¿Cómo puedo pelear en contra de algo que ni siquiera sé si es real o imaginario?

No obstante, tengo que hacer algo
y pronto...

martes, 10 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula III

Creo que me sugestioné pensando en ese sueño... Revisé la habitación de cabo a rabo y no había nada, nadie, ni siquiera bichos. Me siento más tranquilo ahora aunque es muy vívido aún el recuerdo de lo que sentí aquella noche.

Ese chistesito de la puerta me costó años de terapia, no lo sabías. No eran fruslerías, sabes que no lo eran porque tú también la viste algunas veces, mientras lavabas la ropa recién amaneciendo. Me dijiste en una ocasión que ella subía las escaleras y entraba a nuestra recámara, donde yo y la nena aún dormíamos ¿Ya lo olvidaste? De todos modos ya no es importante, ahora eso es una fruslería, irónico... Me alegra que me abandonaras, sin ti estoy mejor.

En el verano pasado en la casa de mi abuela vi, después de mucho, a esa mujer de porcelana. Ahí estaba, parada al pie del árbol, la vi de reojo y pensé que sería mi abuela, a quien vi saliendo de su recámara cuando yo regresaba del patio. Además, aquella mujer no usaba una andadera para moverse. No recuerdo cuándo la vi por primera vez, creo que fue desde pequeño que la comencé a ver en mis sueños, al principio la veía hablándome desde lejos, conforme pasaron los años iba acercándose más hasta que, al parecer, me ha encontrado...

Muñeca Noctámbula II

Volvió ese sueño. Ya no sé qué pensar. No sé ni siquiera si fue un sueño, esta la vez la sentí muy real... ¡La sentí! Todavía desperté y en mi brazo vi sus dedos largos y elegantes, sé que los vi...

¡Tú y tus putas fruslerías! ¡Me tienes harta! Siempre pensando en lo mismo, siempre traumado con lo mismo... Me acuerdo que me dijo antes de dar un portazo que quebró mi ánimo y el vidrio de la puerta. El chistesito salió caro, muy caro.

Ahora sí no son fruslerías... Tus manos no tienen dedos largos ni tienes la piel tan blanca; esos dedos parecen de porcelana fría. No sé qué quiere, la he visto en otros sueños también.

Recuerdo que en una ocasión la vi en el pasillo, estaba parada afuera de la recámara y hablaba con otra mujer, de cabello rizado, alta, robusta... Nunca le vi la cara a ninguna pero supe que esa figura delgada sin duda era la misma de mis sueños; algo las inquietaba, algo malo, parecían nerviosas y enojadas. Ellas no se daban cuenta de que las estaba escuchando, pensaban que ya estaba dormido; discutieron mucho tiempo, quizás durante tres cuartos de hora y luego la mujer alta, recuerdo que vestía una falda que quizás fue rosa, se despedía y caminaba hacia la pared y la mujer delgada entraba a la habitación. Escuché algunos pasos que regresaban de la sala hacia la recámara, aunque no vi a nadie.

¡Aquí está! Me acaba de tocar la ppiernna m , pu f pude ver u su ma mano en mi muslo ¡carajo! ¿¡Qué carajos quiere!?

lunes, 9 de julio de 2012

Entrañas

Hoy desperté sintiendo una extraña soledad, un sabor de melancolía doce veces reposada.
Extraño a algo, extraño a alguien o extraño nomás por hacerlo, cualquier opción vale

Tal vez sea la música callada del amanecer o los colores azules y naranjas del cielo o el viento fresco que entra por la ventana...

Me siento lejano, vacío, solo, solitario, desarraigado y exiliado. Hoy desperté extrañado y extrañando.


Quise hablar y estuve sin palabras ante muros impenetrables, en planicies de insondable soledad. Nadie habla, nadie escucha, nadie responde, nada.


En los días más hermosos de la canícula se pierden tantas almas entre las nubes enormes y los rayos del sol, se cuelan entre las gotas de lluvia y se van Dios sabe dónde... Ya no se quedan entre nos, ya se aburrieron de nos.


Las paredes de mi casa parecen coladeras de metal, el aire chilla al pasar por ellas... Desaparecen las miradas cortantes, sus ojos cercenados ruedan por el suelo y van a dar al drenaje.


Me largo de aquí en olas de color arcoiris, llanto vítreo del cielo. Corro hasta desmayarme y tropezar, me levanto para seguir corriendo. Sin llegar a ningún lado, empero. Sigo en soledad, no me encuentro, no te encuentro, no lo encuentro, y sigo conjugando al exilio para cosificarlo, para traerlo a mi existencia y ya no estar solo.


La profunda nota de la ausencia se escucha en mi cabeza, zumbando, revoloteando como mariposa de hojalata.


Me condenaron al silencio y el silencio se vuelve insoportablemente fuerte.

domingo, 8 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula

Son sueños, fruslerías -dijo en una ocasión mi otra esposa-, sin importancia.

No era la primera vez que veía a esa mujer en mis sueños. Una y otra vez y a la siguiente vez también, aparecía esa mujer extraña, no sabría decir si fea o no, era simplemente extraña. Me hablaba quedo, como si tuviera miedo de ser escuchada y luego me jalaba el brazo izquierdo; sentía que me dislocaba el hombro tan sólo con posar su mano, la yema de sus dedos bastaban.

Era curioso despertar en ese momento preciso y darme cuenta que mi hombro seguía donde mismo, sin dolor.

Una vez la vi pero ya no me jalaba, ella se acercaba a mí, como buscándome entre tinieblas escabrosas. Su tacto ya no era un sufrimiento: Se tornaba cálido, como si estuviera viva la carne. Intenté acercarme a ella pero me moví inseguro y se esfumo su silueta entre neblinas.

Son sueños... Fruslerías sin importancia. Siempre quise saber qué carajos significaba esa frase para Violeta... ¿Qué chingados querías decir con eso?

Hoy la soñé a media tarde, me quedé dormido por el calor húmedo del verano combinado con un abundante plato de huevo frito con salchicha y tocino. Se acercó a mi lado, luego estuvo de frente a mi, me tocó y correspondí la caricia en su piel. Seguía siendo una mujer rara, su piel se sentía más lisa de lo normal, como si estuviera bañada en porcelana. Se acercó a mi oído y me dijo que nos volveríamos a ver o algo así, no le escuché bien de tan bajo que hablaba.

jueves, 5 de julio de 2012

Ligera Muerte en E minúscula.

Toda la noche suene y suene:
Duerme tranquilo el nene
duerme, sueñe que sueñe.

Sueña el niño, sueña que muere.
Muere mi niño, muere mientras duerme.

Me habla para que lo despierte,
mi niño sueña, mi niño duerme.

Toda la noche sueñe y sueñe:
Sueña que muere el nene
Muere durmiendo sin que suene.

Luego la mañana amanece:
Despierta risueño el nene
despierta juegue y juegue.

Juega el nene a que se muere,
juega mi niño y se duerme
y sueña, dormido, que se muere.

viernes, 15 de junio de 2012

Noche tiene sed

Notas lentas de viento, triste flotan lucecitas de vapor.
Aún arde la noche como la pira funeraria,
el viento calienta las sombras sudorosas.
El abeto sueña con las lluvias y los granizos.

No comprendo al rayo, brillante y fugaz,
que alumbra el valle, la montaña, toda mi faz

¿Dónde descansa esta noche la noche?
¿Dónde descansarán los doce monos de Galad?
¿Dónde duermen los muchos conejos?
¿Dónde lloran los ocho cocodrilos?

La noche seca sigue avanzando...

jueves, 7 de junio de 2012

Feliz cumpleaños Blog!!!

Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños blog del Cuervo. Feliz cumpleaños a ti...

Ya cumplió un año y no lo he abandonado. Esto sigue y sigue.



Dulce, extraña coincidencia

Concide, todo coincide:
Tus labios y mis caricias.
Mis manos y tu cuerpo.
El verde con el morado y negro.

Venus con el Sol y la Tierra,
tus ojos y mis suspiros,
Mi Deseo con Tus Curvas.

En este mundo todo coincide:
Incluso nuestras mutuas cadencias,
nuestros negros deseos
y nuestros tontos "no puedo".

Orgasmo de oficina

"Yet enormous forces he needed, so little effort was made..."

Fue un momento íntimo, sólo ellos supieron de esos minutos. Estuvieron cercanos, más cercanos que nunca, sintieron sus mutuos gemidos escurrir por su desnudez...

Pudieron ver la luminosa faz del sol reflejada en sus ojos, ambos se abrazaron y besaron, fundidos en una caricia ardiente. Se estremecieron con sus orgasmos sabor pecado y adrenalina.

Apenas abrieron ambos los ojos y ya estaban de vuelta en la oficina...
En su pantalla, brillaba el mensaje del chat "Sigues ahí??" le preguntaba a la chica.

Ruborizada, la joven tecleó un rápido "Sí" y cerró la ventana.

Ambos seguían deseándose...

Versos para tus senos de miel.

Dos pizcas de polen,
tres de azúcar y dos gotas de agua.
Una cucharada de barro y un horno.

Así Dios creó tus senos, mujer.
Con manos firmes y decididas los amasó
y los llevó a cocer;
dulcemente abrasados en el fuego
fueron creciendo en tu pecho.

Pezones dorados de miel morena los adornan
¡Dulces gotas de pasión!
Aún recuerda mi piel su aroma,
dulce fragancia de pétalos en flor...

En su circunfleja tersura me pierdo.
Déjame morir en tu seno, hembra de almíbar,
como abeja que se ahoga en la miel.

         Abrázame, quiero estar cerca de ti...

miércoles, 6 de junio de 2012

Masoquismo detectivesco

El hombrecillo se armó de fuerzas, dio el paso al frente y aclaró su garganta:

Que usted, señor dizque oficial, sea un pendejo... ¡No es mi pedo! - Apenas pudo doblarse antes de que el iracundo saco de hormonas uniformado se le fuera encima.

De nada sirvieron los macanazos, los puntapies, los pinches y las chingadas madres. No caía el diminuto homúnculo.

Ya cansado de golpearlo, gasearlo e insultarlo, el policía atinó a preguntarle ¿Que te gusta que te jodan o qué cabrón?

El cínico le respondió con una amplia sonrisa y una enorme erección entre las piernas.

jueves, 17 de mayo de 2012

Quizás la vea...

Entonces la vida nos trajo de vuelta,
a cruzar los caminos, mujer bendita.

Mírame de nuevo, mírame bien:
Ya no estoy viejo como lo estuve ayer.

Me he repuesto de tu veneno, ahora.

Observa mis ojos nocturnos,
observa mi alma brillando.

Olvida ya el rencor y abrázame,
olvida el dolor, el pasado.
Abrázame y vete.

Olvídame, déjame ya con tu pasado
y vete sin tus pasos caminados.
Descansen tus pies en la tierra.

Me he repuesto de mi veneno, ahora.

Mírate de nuevo, mírate bien:
Ya no estás atada por mis cuerdas.

Observaré bien tus ojos, los veré de vuelta.

Veré tu alma nuevamente,
esta vez no te dañaré
tampoco te curaré.

La vida nos volvió a cruzar, muchacha.
La vida nos acerca y nos alarga.

El Alacrán y La Alacrana.

No lo comí. No lo maté.
Él me habló hoy, me dijo dónde estaba su compañera, me pidió que los uniera de vuelta.

Lo respeté, me respetó. Ahora somos hermanos, ahora somos familia. Les seguiré rezando a los alacranes y a las alacranas, hermanos del Cuervo-Colibrí-Conejo-Tortuga-Alacrán.

Los llevaré a donde mejor vivir puedan, a la Montaña, ahí entre bojos, chivos y mezquites. Donde los grillos abundan y están jugosos de verdad. Donde puedan unir su canto al canto de su presa, al canto de sus hermanos, al canto de sus parientes...

Ahora son mi familia, ahora estamos en paz, que nunca más me atreva a lastirmarlos. Los amo, aunque a veces me piquen.

lunes, 9 de abril de 2012

Decía el periódico...

En días pasados, me contaba la historia que pasó durante mi ausencia:

Decía el periódico con clementes letras:

¡Perdónalos Padre, no saben lo que hacen!

¡Fervorosas Siete Palabras!
¡Conmovedoras Siete Palabras!
¡Santas Siete Palabras!
¡Sagradas Siete Palabras!
¡Benditas Siete Palabras!
¡Poderosas Siete Palabras!
¡Cabalísticas Siete Palabras!

Ignoradas Siete Palabras...

Siguen sin saber qué hacen y año tras año tras año repiten su ignominia, reiteran su desentendimiento, su falta de comprensión y siempre termina pagando el pato el que menos la debe:

Por consecutiva vez, en este año, lo han crucificado.

jueves, 2 de febrero de 2012

Incienso de Copal

Vi flotar el llanto
convertido en lágrimas de Copal

La luz se refractó en el ámbar
y me iluminó con su espectro ancestral.

Sol, amarillo que refulge, ardiente ámbar.

Vi flotar el humo del Copal
convertido en rígidas espirales de alambre.

lunes, 30 de enero de 2012

Cabañuelas

Llueve, llueve cabañuela
Llueve, llueve y moja la luz,

Llueve, llueve el agua fría
Llueve, llueve alrededor

Llueve, llueve el agua buena
Llueve, llueve en mi corazón...



El día de hoy llegaron las cabañuelas a la ciudad, el aroma a tierra mojada se filtraba a través de los vidrios, de los ladrillos, de las puertas metálicas. Nada escapaba. Un viento cálido sopló leve en la mañana, luego se nubló y ya no se secó el agua... Ojalá llueva más.

miércoles, 11 de enero de 2012

Es...

Es escuchando el Adagio y no el Bolero que recuerdo cómo es.

Noche de Ébano, de Roble viejo. Abrazo de luminaria hoguera que arde frente al Sol Etéreo.

Con los sonidos de las cuerdas tensadas del Adagio escuchado, es que es como es...

¡Fuego! ¡Labio que muerde, Mano que mata! ¡Oído que engaña, Ojo que atrapa! ¡Boca que abrasa!

Es escuchando al Adagio y no el Bolero que recuerdo por qué es.

Vientre Soleado, fértil tierra húmeda, gentil suspiro de la brisa. Amapola de Muerte y Deseo. Hiedra trepando por mis aparejos, Hiedra que inunda el Bosque  Negro.

Tormenta cálida de Invierno... Ojos de agua, labios de miel y fuego, danzarina fuente de diamantina paz.

Eternidad fermentada en cajitas de Pirúl.

lunes, 9 de enero de 2012

¿Una flor para tu tumba? O que sean dos, quizás...

Rompe el vidrio con tu silencio,
perdóname esos cinco pecados
soy tu falla.

Podemos vivir horas, podemos vivir años
pero al final, todos nos vamos llorando.

Una flor es morir un poco
muriendo a ratos...

Caigo en el silencio, disonancias.
Soy tu falla.

Una flor es morir un poco
muriendo a ratos...