miércoles, 18 de julio de 2012

Muñeca Noctámbula VIII

Cuando desperté, con el pleno recuerdo de esos encuentros, me sentí tan descansado como hace mucho no sucedía. Creo que el resto de mi sueño simplemente dormí, ignorando todo lo anterior, estaba cansado sin más.

Nunca atendí las advertencias de tantos que decían que era mejor mantenerme alejado de ti, Violeta; quizás vieron lo que yo, ofuscado como estaba, no pude ver. Sigo pensando qué recibiste a cambio de traerlas hasta mí...

¿Quién será ese "enemigo antiguo" que me visitó y qué relación guarda con esa mujer extraña? Me siento completamente incapaz de responder eso ¡Ni siquiera sé qué buscan esos espantos! Esa sombra amorfa me recordó a cierto personaje de una película de animación japonesa que vi hace años, quizás sean del mismo tipo. Esa otra mujer menuda me ha parecido cada vez más como una muñeca de porcelana, de esas antiguas monas que valen miles y no dejan de estar horriblemente tiesas, con sus ojos muertos, clavados en todo lo que vive y tiene sangre en las venas. Su puro recuerdo me produce escalofríos y un dolor en mi hombro izquierdo.


Creo que nunca había estado tan cerca de esas aparecidas, sigo con el recuerdo clavado en mis ojos. Sentir las caricias de esa "muñeca" espectral fue algo extraño, me excitaba sentir ese cuerpo menudo, bien torneado, restregándose contra mí; sus manos me estremecían al flotar sobre mi piel hasta que pesaron demasiado. Luego aquel ser sin forma, negro como terciopelo, que balbuceaba con sus labios arrugados apenas visibles en esa piel blancazulada... De haberlo tocado, seguro que su cuerpo estaba formado por alguna sustancia viscosa, como la piel de los sapos recién salidos de la tierra.


¿Quién manda a quién?


Aún siento dentro de mí la misma inseguridad, las mismas ansias al momento de dormir, sigo con miedo, ahora más por esas visitas, estoy muriendo en vida cada noche que comienzo a sentir cómo el sueño me va invadiendo y mis esfuerzos resultan inútiles ante la exigencia de tan imperante necesidad. Ya comienzo a ver que las cosas se mueven solas, sombras que se mueven por debajo de los muebles, insectos que aparecen y desaparecen un segundo después, hasta las paredes ondulan como si fueran de agua.


De pronto mi realidad se parece mucho a mis sueños.

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