martes, 30 de diciembre de 2014

Luna llena

Despacio, levanta tus brazos
y sostén fuerte con tus manos
la cuerda que te rodea,
pronto irás volando al mar.

Ilumina tu cara con los astros
albos de brillo argento,
lágrimas de plata regadas
por el negro techo.

Sonríe, la luz azul eléctrica
nos alumbra llenos de vida.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Recuerdo con fósil

Calienta mis ramas con ámbar.
Todas las quietas noches me envuelven
como a la cubierta estrellada
aterciopelada.

Comienza a buscarme, futuro...

¿Vil será el maestre que despierte?
¿Cruel es la verdad mirada del ayer?

Estuve aquí,
me vi,
te vi,
me acuerdo.

Me voy de aquí,
me duermo,
te sueño,
me siento.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Respondiendo a tu pregunta

Satisfago tu curiosidad:
He aprendido mucho de ti,
de tus desvarios y devaneos,
de tus cariños y tus apegos,
tus lágrimas y tus deseos,
tus amores y tus dedos.

¿Quieres una lista numerada
y con viñetas adornada?
La escribo en papel dorado
con elegante tinta plateada.
(Con mi mejor letra, lo prometo)

Aprendí a abrir mis alas
como nunca me había atrevido,
mariposa linda y empecinada
en ver volar a tu amigo cuervo.

Ya sé que puedo adornar mi vuelo
con ese aprendido recuerdo
de tus alas abiertas aún doliendo
volando grácil en el frío viento.

¿Cómo no aprender con tu ejemplo?
Si me arrastraste con los cuernos.

Ahora sé que puedo darme entero
sin temor a lo que venga de regreso,
pues mi ser es más fuerte al admitir
que no siempre obtengo lo que entrego.

¿La lista era en orden alfabético?
¿Dónde pongo entonces lo que siento?
¿En qué letra o palabra se contiene esto?

Aprendí que el pánico y el dolor
pueden servir de bastones
al caminar entre miedos y decepciones
o entre alegrías y buenas reuniones.

Eres como un ángel guardián
que me enseñó de nuevo a volar.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Cada vez que veo en tus ojos mis labios

Cada que veo en tus ojos mis labios
leo en ellos el inalcanzable tiempo
del amor que nos mantiene hermanados.

Reloj sin manecillas, sin cuerda
es tiempo imperecedero,
es tiempo que siempre existe
es siempre presente y concuerda.

Ritmo de tambores en la noche,
cada que veo en tus ojos mis labios.
Ritmo de cuerdas vibradas
en la noche de tu estelar orgasmo.

(La voz cavernal entonces susurra:)
Reloj es tiempo sin patrón...

Carambolas de amaranto ofrendo
a los guardianes de tus besos.
Pido hacerme digno de tu abrazo.

¡Ah, Santa María Magdalena!
¡Puta de la EnGracia!
Sedúceme, mujer de tierra.

Cada que veo en tus ojos mis labios
sueño con nuevos horizontes planos.
Otros cielos, con otros vientos
con otras nubes, con otros cientos
de viajeros que surcan el espacio ---[aéreo]---.

Cada que veo en tus ojos mis labios...

viernes, 12 de diciembre de 2014

Un cierto futuro

A un lado, dulce mi sueño duerme,
me alegro de poder verte
a mi lado volando, soñando sueños
de un futuro cercano
del que ya somos dueños.

Dentro de ti, en tu vientre
nuestro sueño crece, ríe, duerme.
Ya no es la muerte,
ahora la vida nos mece.
A un lado, dulce mi sueño duerme.

Apaciguado ritmo latente
de ensueños, risas, amores,
Encierro cálido de vida naciente.
Beso tierno y llanto estridente...
aunque ahora dulce mi sueño duerme.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Estoy vivo

Sobre mi muerte he leído
líneas finas susurradas al oído
que decían de llantos,
lágrimas y olvidos.

Sobre mi tumba abierta,
a flor de tierra han caído
lágrimas sinceras
de sus corazones afligidos.

Amiga y compañera,
perdonen que haya huido,
la tristeza me perseguía
y por fin la he vencido.

Vuelvo de los profundos abismos
a ver la luz del día,
frío invierno he elegido
para volver a habitar entre vivos.

Este viejo cuervo antes caído
ahora abre la tierra con el pico,
las garras me sangran
pero nunca me han dolido.

Seco sus lágrimas tibias,
las envuelvo con mis alas
en un abrazo eterno...
Soy Cuervo Revivido.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Mi corazón

Mi corazón,
quiero sacarlo del pecho
y aventarlo a un acantilado
o dejar que se lo coman
los cuervos y los perros.

Mi corazón,
músculo tonto y yerto,
lleno de fierro.

Mi corazón,
bomba de tiempo y nitrógeno,
óxido eterno.

Mi corazón,
coraza de hierro y fuego
para que no importe el encierro.

Mi corazón,
quiero sacarlo y verlo,
que sangre mi herida
mientras yo muero.

Mi corazón,
hechizo de polvo y tungsteno,
radiante solo en un universo paralelo.

Mi corazón,
renegrido y ajado por toscos dedos,
se pliega y vuelve un estruendo.

Mi corazón,
aprovechen que sigue aquí
porque ya pronto me muero.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Versos de amor venerado

Después del humo, tu aroma y tus besos.
Te ofrezco el nido de mi piel para tus caricias.
Ofrendo en tu altar dorado mis silencios
elevados como plegarias con mil inciensos.

Insolente amante me declaro y confieso
antes vos, con vos que mi delirio enfrento
día a día, estrella tras estrellas fugaces,
el exilio recalcitrante y el tiempo de las paces.

Me encierro dentro de mi bóveda, en mis ojos
donde siempre contemplo tus labios rojos,
con un atisbo de deseo y una pizca de miel
que se ofrece a mi paladar que se harta de hiel.

Verso bilingüe

As I lay down
With my face
to the ground,
I could not rest
Not in peace
Not in pace.
Not dead but dying
I lay in the haze,
Oh deep sorrow and sadness!
Oh deep pain!
Older arms drag me
To the ethereal state.
 Alas! Dark morn
Light so dimmed
Love so rough
My hands bleed
My eyes burn…

*************

Mientras yazco
con mi cara
hecha un fiasco,
No puedo descansar
no en paz,
ni al paso.
No muerto pero muriendo
me quedo en el hielo
¡Oh profundo pesar y destierro!
¡Oh profundo dolor!
Viejos brazos me arrastran
al estado etéreo.
¡Ay! Negra mañana
la luz tan rasgada
el amor me raspa
mis ojos lloran
mis manos sangran.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Yo y mis voces

Dice la voz "Ya! que valga verga! es bien fácil, ya tienes todo listo, anímate! cuélgate y que valga verga! mándalo a la chingada a todo.

Yo le respondo: ...

La voz: Entonces? qué te haces wey? te faltan huevos?

Yo: ...

La voz: Sí, te faltan huevos cabrón, pinche hocicón de mierda, mentiroso...

Yo: ...

La voz: A ver pendejo, dónde tienes la cuerda? Son cuatro metros verdad? Hey! Te estoy hablando, pendejo!

Yo: ...

La voz: Mira si nomás tienes la cara, a ver pues y dónde la vas a amarrar? Te tiene que aguantar la amarrada, señor de los amarres.

Yo: ...

La voz: De verdad ya lo tenías pensado? Entonces qué? Cuándo?


Dejé de ponerle atención a esa voz y poco a poco se fue callando. Sigo muy triste. Pero la voz ya no me habla y así es mejor...

Dentro del Laberinto II

Sonidos sordos y luces manchadas de sombras. El canto del viento sagrado, emotivo, no se distingue, las gargantas cantan muy bajo. El sol reluce en lo alto y las voces elevan su volumen, noto su angélico canto que inunda mi corazón disuelto dentro de la bestia y vibran los restos de mi cuerpo... Desperté de nuevo viendo a través de los ojos de la cosa sin forma. No sé si fue de inmediato o tardé milenios antes de despertar. El laberinto tiene paredes de cristal, ahora todo es horizonte límpido lleno de obstáculos invisibles; veo con los ojos de la bestia y ahora entiendo por qué siempre me encontraba, también entiendo por qué no había barreras para mis ojos. Entonces todo se vuelve oscuro, luego negro, como en el fondo de una mina o en las más profundas cavernas de una fosa abisal pero sigo viendo todo alrededor y me dejo guiar por un cuerpo informe de espesa negrura que no se mueve de donde yace como estancado. Viene un zumbido, primero lejano, como de una sirena que aúlla antes de que caiga el bombardeo, se acerca y se asemeja cada vez más al grito desgarrador de una mujer llorando, plañendo su garganta como órgano magistral de una iglesia derruida y húmeda, grita al pasar por encima. Comienzo a olvidar... No recuerdo quiénes fueron mis padres y hermanos; el grito gira y desciende a mi lado y se calla, los rostros de mis amigos se desvanecen, olvido quién fue mi esposa, mis hijos... Yo mismo me olvido a mí. Ahora soy bestia, oscuridad, deseo desbocado, muerte sin límites. Se levanta el grito vuelto lamento y es atraído hacia mí, lo absorbo y tengo voz: El que quiera entender, que entienda. Muevo la informe masa de mi cuerpo, me extiendo e infecto la tierra, las paredes del laberinto se estremecen y caen. En la lejanía está ella de pie pero ¿Quién es ella? No la recuerdo, no la distingo, me acerco pasando por encima de cristales que rasgan mi piel ¿Quién es ella? Es luminosa como el sol que alumbra el medio día ¿Quién es ella? Su rostro se ve triste pero sonríe ¿Quién ella? Es hermosa. Hipnotizado la observo de cerca, no la recuerdo y la voz se vuelve lamento, no la conozco y la masa sin forma se estremece. Se sale el grito y volvió a volar, ella da media vuelta, comienza a marcharse. Sin poderle hablar, sin poder correr, desespero, la bestia se revuelve.

Mea Maxima Culpa

No, tú no. Yo soy el problema.
Yo soy quien no cambia
Quien no entiende
Quien de todo se ofende.
No tú, yo soy el insistente...
Yo soy el que todo lo tuerce.
Tú no, Fabiola, comprende.
Es Pedro quien resulta inconveniente...

Versos y Suspiros

Recuerdo que en mis manos renace.
Por lejos que te encuentres
logro que mi mente siempre te alcance
aunque luego por mí desesperes.
Abrazo cálido y tierno me regalas
y me siento surcando el cielo.
Como los cuervos convertidos en aldabas
añoro con fuego habitar tu seno.
Nunca a mi lado, nunca contigo,
estoy lejos, te mantienes obscura.
Busco en esa tu sombra mi abrigo
y sigo temblando, muerto de frío.
La sangre mana por mis labios
que tanto lloran por el beso prohibido,
te pido que me ames
pero insistes en no estar conmigo.
Mi almohada se ahoga con sueños
y más sueños fortuitos
mi pecho se llena de aire y Suspiros.
¡Oh amor noctámbulo!
¡Oh Mujer de corazón en estío!
Me niegan la alegría de tu contacto
y yo me muero por estar contigo.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Versos románticos

En versos te escribo, te amo, te deseo y poseo
en versos porque en la realidad me es prohibido,
amarte con esta fuerza y este ardor me tienen postrado
a los pies de donde yo mismo te subí al nicho.

Fúrico mi corazón se inflama con sangre
que late y fluye por mis venas deseándote.
Sulfuran mis neuronas con tu nombre
y me vuelvo loco, bestia hecha hombre.

¿De qué sirven mis versos románticos?
¿De qué mis rezos y sacrificios?
Me enloqueces, lo sabes, te niegas a mis brazos
y ríes complacida al ver en mí tu artificio.

Por el sendero de la complacencia
me acerco paso a paso tu presencia
que ríe y se aleja y se adentra
graciosamente en tu cálida cueva.

¿Acaso seré tu eterno cazador sin presa?
¿Acaso seré tu eterno enamorado?
"Quizás, quizás, quizás"
Desde lo profundo ríes, me respondes.

martes, 11 de noviembre de 2014

Gritarle al mundo que te amo

Pude beber de ti para calmar mi sed
pero te vi aún sedienta
y ninguno de los vinos que tengo
fue capaz de calmar la sequía
que en tu alma ardía.

Fue tanto mi deseo que volqué
en una sola caricia, en un abrazo
todas esas ansias de amarte
y pedirte que intentemos,
rogarte que nos unamos
y me dejes secar tu sudor
que profundamente se coló
en este corazón mio palpitante
donde habitas con tu amor.

Ver tu rostro iluminado
a cada día y cada noche.
Amar tus histerias, tus silencios
y tu risa y tus gritos
y tu cabello que nunca peinas,
hacer de tus días un rosario
de sonrisas y alegrías sin fin,
hacer de tus noches mis farolas
que me alumbren cada paso.

¡Gritarte que te amo!
Abrazarte y dormir en tus brazos.
¿Cómo lograrlo, mujer?
Es tanta la cercanía que me duele
saberte inalcanzable, a mi lado.

Mis ojos lloran y arden
deseando mostrarte miles de astros
en ellos reflejados,
así como se refleja mi amor
en tus ojos almendrados.

¡Gritarle al mundo que te amo!
Pero no logro acercarte más,
no puedo tenerte a mi lado
y despacio me pierdo,
me vuelvo loco y revuelco.

No puedo dormir, no puedo
¡Gritarle al mundo que te amo!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Entre el amor y el deseo

Hoy, una mujer desconocida te trajo a mí,
tu aroma, tu cabello sedoso, tus ojos grandes.
En su cuerpo diminuto y arropado
admiré de nuevo tu piel, tu calor, tu sudor
que tantas ocasiones bebí extasiado
y tantas veces me sumió en tu fragor.
Flotó en el ambiente un recuerdo,
de nosotros, de algo que nunca sucedió
pero el pensamiento se halló envuelto
y me volqué mil suspiros al pecho.
De la boca ni un sonido, una palabra
ni una añoranza siquiera brotó.
Entre el amor y el deseo vago
como pordiosero que pide a tu mano
una caricia, un gesto, un abrazo.
¡Oh! Luna que eclipsa mi sol.
Sol que desvela mis noches...

sábado, 1 de noviembre de 2014

Día de Muertos

Verso en la tarde de los Santos Muertos
esperando un alma que me guíe
a donde descansan nuestros huesos.
Perdido en el camino de muerte
me veo con ojos húmedos, espesos.
Huesos blancos, huesos negros,
caminos raros, caminos tuertos.

Me abren la tumba, la tierra me expulsa
me llaman los vivos y me siguen los muertos,
el Mictlampa me manda de vuelta
y los cirios me alumbran los recovecos.
¿Dónde danzan las almas perdidas,
 dónde los niños muertos?
Una añoranza bendita me alumbra de lejos.

¡Oh sol, oh vela! Que tu luz sea provecho.
Me acerco a donde alumbran mi pecho,
con el aroma de mil copales subiendo
y las lágrimas de las Marías fluyendo,
¡Vuelvo a la vida, no estaba muerto!
Los aromas mezclados me seducen
Hoy soy flor de cempaxóchitl, flor de muerto.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Un hermoso regalo para Halloween

Les voy a regalar un hermoso presente para Halloween,
un maravilloso adorno para su casa o portal.
Un cuerpo colgado, con el vientre agusanado
y regados los sesos y los ojos a punto de estallar.
Habré de conseguir el cuerpo más hermoso
que en esta ciudad de religiosos locos y mochos
habrán visto fuera de su tumba nunca jamás.
La cuerda será de seda morada o negra
las ropas rasgadas y sucias irán
con sangre goteando todavía quizás.
Será un regalo hermoso para pasar esta festividad
que me ponga una soga gruesa al cuello
y salte hacia el suelo a sabiendas de no alcanzar
¡y quedar suspendido pudriéndome hasta Navidad!

lunes, 27 de octubre de 2014

¡Que le corten la cabeza!



Dicen que ya está feliz y resignado
no se enteran de su ánimo fragmentado
pues la única alma sensible a su cambio
fue alejada ya mucho por consejo sabio.

En su decepción, veo que se arrastran
por todo el piso los bichos inmundos
como hacen cada que desean sangre
se acercan a ver qué hacen...

Ahora, sumido en la sombra,
con lentes de agua ve la obra
que nunca termina como diluvio:
Es el más descarado del conjunto.

Se marcha entonces en silencio
no es que le duela en el pecho,
comprende que algunos son opción
y otros, afortunados, son certeza.

Camina a que le corte la cabeza...

viernes, 24 de octubre de 2014

Plática efímera entre una tijerilla barbera y un mono rapado

Platicaba antenoche con una tijerilla
sobre la efímera noche de frialdad
que sentía yo en las mejillas
y ella en el paladar.

Le preguntaba insistente por la cuchilla
que recién empezaba a afilar.
Me respondió a regañadientes
que era para afeitar más cabezas y cachetes.

La tomé entre mis dedos y aplasté.
La tijerilla me picó con su pinza café.

martes, 21 de octubre de 2014

Dentro del laberinto I

Así fue que empecé a dar vueltas, sobre mi eje y alrededor de algo que con mayor fuerza me atraía, girando cada vez más rápido. De pronto estaba en ese algo extraño, dentro de eso. Sabía que había encontrado el centro del laberinto y esa masa amorfa que me había absorbido era la fuente de todo ¿Se supone que deba limpiarla? Adentro veo toda clase de escenas, todas ellas revelan un enorme deseo de muerte, desbocado y buscando la salida. La veo de frente, a donde supongo que están sus ojos, sé que derramo tristeza por los ojos, sabe que exudo melancolía estancada por eras. No le hablo, no creo que entienda, pero abro mis brazos amplios y me acerco mostrando mis dedos separados, la mirada triste y perdida, la mente apagada con una idea atorada: Morir ahora da lo mismo que seguir viviendo, nada cambia. Entonces entiendo el modo de acabar con todo esto y me entrego al deseo, me uno a esa ansia indómita, irrefrenable que busca destruir y matar, un sacrificio sin sentido que no busca aplacar el deseo, sino formar parte de él y reforzarlo. Siendo yo tristeza, había leído cierta vez, que era lo mismo que ser muerte. Me rodeó con su masa, me absorbió nuevamente y mi cuerpo se fue, digerido por ese deseo de muerte, no me interesó sentir ni prestar atención a los sonidos que me llegaban ni al aroma de mi cuerpo siendo disuelto. Creo que sonreí al pensar que así sacaría de mi interior esta tristeza que me desmoronó la vida; al fin se disolvieron mis ojos y comienzo a sentir que llega a mi cerebro, pronto no sabré qué mas sucede...

Espacio Cósmico

Pienso ¿Cuánto pesará un corazón roto
en las tormentosas montañas de Júpiter?
¿Describirán a la depresión como fría
allá en los confines de Plutón?
¿A qué sabrá la alegría en Marte?
¿Y en Mercurio, en Titania y Oberón?
Acaso tienen sonrisas amplias al amanecer
viendo los anillos de Saturno pasar,
quizás allá no existe lo mismo
que sentimos acá.
En la luna Caronte se podría escuchar
con horrenda claridad un lamento
sumido en la penumbra plutoniana
apenas alumbrado por tristezas.
En la congelada y lisa Europa
sería posible reír tan alto y fuerte
como en cualquier lugar de Tierra
si se oye un chiste demente.
Si pensamos en la gravedad
y el peso arriba nos preocupa,
nos marchamos a Vesta
que fluye sin atmósfera,
a la deriva en el espacio sideral,
habitar un cometa suena ideal.

Pienso en el cósmico espacio
que me separa de mi hogar.

lunes, 20 de octubre de 2014

Recuerdo redondo

Recuerdo un sueño que no ha sido,
que aún sabiéndolo ilusión
con loca vehemencia persigo.

Deseo la luz al final del túnel,
deseo de nuevo sentir el aire
y respirar con el aliento mismo.

Abro los brazos, los ojos y clamo
Sigo adelante con pasos lentos,
en algún lugar está lo que anhelo.

Me dijeron los aires que escuche
y recuerde el caracol del desierto,
todo fluye desde un extremo al centro.

Me dijeron ronda, ronda, ronda
alrededor del caracol seco,
hallarás el tesoro que buscas dentro.

Ronda, ronda, ronda alrededor
vete más adentro por favor.
Escucha al aire, ellos dijeron.

Doy vueltas hacia dentro del desierto
me pierdo dentro del caracol,
siempre vuelta a la izquierda,
llegando al centro de su corazón.
Escucha a los aires dijeron,
Escucha a los rayos del sol.

Cascabel

Ando sobre una víbora de cascabel de ardiente sol desierto.
Escamas que reflejan la luz inhóspita que ciega
cristales resbalosos, lustrados con pus y sangre seca.
Su rostro duro amenaza mis pasos resoplando.
Cascabel de diamante y mármol brillante,
colmillos afilados, saliva enervante.
Persigues el sendero que me guía
con la sangre de millones derramada.
Cascabel, víbora diamante, guardiana.
Atroz camino son tus escamas.
Cascabel, víbora reinante, tirana.
El beso de tu boca apenas se siente.
Brilla negra la coraza de sangre y arena
escucho tu cascabeleo, a donde quiera me llega.
Antigua serpiente de fuego, mi vida y muerte arreas.

viernes, 17 de octubre de 2014

Hazel

Lo pienso tanto, hoy es tu cumpleaños. Quizás lo celebraste con tus padres, tu hermana y tus amigos.
¿Es bella tu vida hija? La luna ya no me habla de ti, las estrellas tampoco. Tu nombre ahora sólo queda en mi memoria impreso... Acá en la árida Chichimeca las nubes no saben por qué lloran tanto.
Hace un año fue la ultima ocasión que la abuela plateada me habló de ti, su voz ya sonaba hueca, apenas si pudo decirme poca cosa, tú estabas bien, querías mucho a tu hermana y tu madre se veía muy feliz aunque cansada, tu padre también se veía feliz. Me alegré al saberlo, los meses siguientes dejaron de llegar noticias, no decía nada la abuela, me veía esperar ansioso, con mi sonrisa que se volvió lamento y el silencio brillaba en lo alto.

No pensé que ese día llegara tan de pronto.

Acá en el Desierto el colibrí no canta tu nombre y no corre la liebre buscándote, ya no más zumba el aire cortante de siempre. Vuelan los cuervos y no gritan. Suspiro tu nombre, cae el sol en la montaña y todo es noche inhóspita. Acá en el desierto descansó tu nombre, ahora ese desierto me agobia.
A la sombra de las rocas y las palmas se oía tu risa y tu esencia a toda hora se olía. Mil veces las rocas lloraron hasta volverse arena blanca y mueren las palmas sin el polen de tu fragancia...
Me duele tu ausencia, hija, me taladra el pecho con brillantes garras de melancolía.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Muerte en los versos de un aria

En esta cárcel todo se vuelve rutinario, el pase de lista, revisión de la celda, ir a comedores, el patio... ¡Siempre lo mismo! Me acuerdo cuando estuve por última vez allá afuera: Cada día una aventura; podía despertar con ánimos de lograr todo y en segundos quedar reducido a un manojo de nervios quebradizos y deprimentes. En ocasiones era al contrario y entonces resultaba más peligroso. Mi ánimo no tenía límites...

Por allá de la segunda o tercera vez que fuiste a esa bodega abandonada que estaba limpiando y reacondicionando con bocinas y equipo de sonido, comenzaste a preguntarme el motivo de tanto arreglo. A la sexta visita tuya, dos meses después, había ganchos colgados de gruesas cadenas, una mesa con diversos cuchillos y mi colección de discos de ópera, las arias siempre fueron la música que más me estimulaba cuando usaba mis navajas. Tus preguntas fueron insistentes hasta que me harté y te vi fijamente... Leíste en mí la respuesta que tanto buscabas y entonces callaste.

Pobre tipo, ni culpa tenía de nada pero terminó pagándolas todas. Días antes había leído demasiadas notas sobre secuestros en la nota roja, colgado al internet me dediqué a leer más del tema hasta encontrarme planeando uno, cosa que resultaría tremendamente sencilla de realizar en aquella zona donde vivías con tu hermana...
A todas horas, a espaldas de su departamento pasan algunas personas a laborar a la clínica cercana, la víctima fue la primer alma que dio vuelta de la avenida P. , quizás terminando su jornada. Algo adormilado no se percató de mi presencia unos metros más adelante o me ignoró, tampoco notó que llevaba un revólver desenfundado en mi mano. Al emparejarnos se quedó lívido ante mi arrastre, a pesar de que le ordené que siguiera caminando hacia el auto gris que estaba con la puerta abierta más adelante. Una picada en las costillas con el cañón lo devolvieron a la realidad, cooperó balbuceando algo sobre una novia o una esposa, hijos de varias edades aunque ninguno de él, que si estaban juntos recién y mil pendejadas más que no me interesaron en aquél instante. Lo hice manejar hasta la bodega y lo demás fue rápido: Amarré su cuerpo, lo senté en el suelo, marro en mis manos, noté que estaba bastante pesado (quizás treinta kilos, más o menos la mitad de mi peso), lo balanceé un poco y luego de elevarlo descargué el golpe, lo colgué de cabeza. Luego de colgarlo revisé sus artículos personales, fotos en el teléfono, mensajes, identificaciones, nada de interés.

¿Si te dije que me quedé esperando que hiciera algún ruido? Me arruinó totalmente la bella "Un bel di" de Madama Butterfly que escuchaba al desnucarlo... Un chillido pequeño habría sido orgásmico con aquella canción.


***


Ese sábado ya caía el sol, estuvimos en casa viendo algunas películas, tonteando, mas debías regresar con tu familia. Era tiempo de darte el regalo que tenía preparado por nuestro tercer aniversario. Te pedí ir a la bodega a donde tenía esperando tu regalo. Aceptaste con una expresión de poca confianza pero siempre has sido demasiado curiosa.

Al llegar, lo primero que hice fue conectar y encender la fuente de poder del sistema de sonido y comenzar a reproducir las obras operísticas. Te acerqué una silla y te sentaste, en tanto yo iba al fondo y regresaba con un bulto bien atado con forma de persona. La semioscuridad le dio a todo un tinte aterciopelado. Colgué el saco frente a ti y fui por mi mandil y los primeros cuchillos a utilizar, uno mediano y afilado para cortar la tela y las cuerdas, uno pequeño y delgado ideal para quitar la piel con extrema limpieza, sé que cuánto aprecias los artículos de piel que te regalo, un cuchillo carnicero, grande y pesado que permita abrir el pecho y una cuchilla mediana, de punta curva y tremendamente afilada que gusto para hacer los cortes de carne.

Aprovechando los últimos rayos del sol que se colaban delgados por las rendijas, permití que vieras cómo despejaba en un minuto el cuerpo entero ¡Oh Sangrante Inercia que lloras frente a mí! Entre mis manos enguantadas tomé su cara y vi que lloraba emocionado con la luz de los ojos apagada. Llevé el cuero al fondo a una bañera de plástico con productos para comenzar el proceso de curtido. Dejé el cuchillo pequeño en la mesa y saqué el cuchillo para carne.

Los primeros músculos que corté fueron los brazos, su tamaño los vuelven idóneos para ir calentando el cuerpo. Los alejé un poco hacia la izquierda y acerqué una cubeta para recoger los intestinos, tus ojos se abrían como platos y en tu rostro brillaba un color extraño y sobrecogedor. Abrí en canal el abdomen y cayeron en la cubeta las pestilentes tripas que terminé de separar con algunas cuchilladas que cortaron al largo sostenido de la cantante que resonaba en los altavoces.

Me detuve, di un par de pasos hacia tu lugar y contemplé el cuadro ¡Era precioso! El blanco de los huesos manchado con la sangre que lucía como negro terciopelo me erizaba la piel y excitaba a mi corazón. Apartando hacia afuera la cubeta, regresé a mi tarea empuñando el cuchillo con firmeza. Corté los músculos de sus pantorrillas con sendos tajos del filo, los tendones parecían de gelatina, y los arrojé a un rincón por donde las ratas se cuelan hacia dentro, el olor a sangre habría de atraerlas y me ayudarían a limpiar el desastre antes de que apestara.

Tus ojos pedían que me detuviera pero tu gozo malsano te obligaba a cerrar fuertemente la boca para tapar tu sonrisa. Esa mirada piadosa ¡Oh mi Diosa! me flechó el corazón y un profundo dolor me invadió el alma, lloré en silencio dos lágrimas ocultas con un nombre tatuado que nunca leerás. Mis ojos se cerraron y el acero de los cuchillos musitó mi nombre, quedo como el sonido del viento que se cuela entre las estrellas de una noche silenciosa donde las almas muertas no descansan.

Lamí la sangre coagulada de mi filo, inflamé mi corazón con un suspiro y me acerqué a rebanar esos muslos algo empobrecidos. Intenté sacar filetes pero el cuchillo había perdido filo y nunca me ha gustado cortar nada si no es con el mejor filo. Hice lo necesario y seleccioné además una nueva lista de reproducción para continuar. Comencé con el muslo izquierdo pues me pareció que tenía un poco más de músculo que el derecho, cortando trozos jugosos mientras escuchaba a un tenor con la voz en el cuello a punto de explotar y los cuchicheos de las ratas prestas al festín, tanta carne había para comer que pronto el fondo de la bodega se pobló de ellas, una extraña sombra que se retorcía en la sombra como el demonio de mis delirios.

Cortar el abdomen fue bastante sencillo, al ritmo más animado de La Habanera, dejándome más de la mitad de la pieza para disfrutar dejar casi desnudo todo su tórax. Siempre dejaba algo de carne en los huesos para los perros que llegaran a tiempo para comer, las ratas son en verdad voraces. Los hombros, la espalda alta, el cuello y la cara siempre los dejaba intactos.

Manon Lescaut cantaba su aria impecable mientras yo abría el pecho de tajo con el cuchillo carnicero, procurando no dañar el diafragma pues no era mi gusto dejar que se derramara todo al abrir el pecho. Admirábamos absortos el bellísimo cuadro de su pecho sangrante expuesto, nuestro Cristo Inerte bajado de la cruz, devorado por miles de cuervos sacrílegos. De tus ojos caían lágrimas mientras brillaban las estrellas.

Tomé el suspiro final y me acerqué lentamente a sacar el rubí que había dentro de ese cofre de carne, cortando con cuidado los vasos que lo sostenían ¡Flamíguero tesoro que me pertenecía por derecho! Lo deposité junto a la piel para disecarlo y guardarlo en un canope. Regresé a tu lado.

Volteé mi vista hacia el rostro del descuartizado y sus ojos sin párpados me veían fijamente, apagados, inmersos en una tristeza eterna, en su opaco brillo vi reflejos de su vida y la esperanza de volver a ver a esas personas de las que me habló, igual que Butterfly anhelaba. Me estremecí tanto que asomó un torrente salado mientras Madame Butterfly seguía cantando su profundo deseo de volver a verlo algún día. Por un breve instante, su sangre se sintió de nuevo tibia y sus ojos apagados se vivificaron, negándose a morir al primer instante vi su espíritu aún luchando por dar vida al cuerpo mutilado donde habitaba y lloré mientras asesinaba a ese espíritu tan valiente y hermoso... Mis manos temblorosas, bañadas por gruesas lágrimas que caían sobre ellas queriendo lavar la atroz mancha de la muerte, sin lograrlo, sacaron sus ojos.

Sentí tu mano en mi espalda y te escuché diciendo "Basta por favor" pero no sé si estabas llorando, riendo o impactada. Me tomaste de la mano y sentí que me jalabas hacia afuera. Yo seguía llorando, conmovido, y no ponía atención a lo que me decías. Al salir de la bodega, la luz me dejó ciego y un peso contundente me golpeó por un costado y caían sobre mí gritando y pateando y buscando mis manos para esposarlas.

No puedo negar que disfruté tu expresión al verme destazarlo. Él ya había muerto, eso es seguro, no recuerdo cuántas veces te lo juré, el mismo día en que lo secuestré, él no chilló como los conejos, eso me decepcionó, yo esperaba algún ruido extraño pero nada, se estiró durante unos segundos con una tensión que amenazaba con romperlo en dos y luego se aflojó y un charco de sangre nacía de su nariz y sus orejas. No chillo, sólo se aflojó...

jueves, 9 de octubre de 2014

Versos dedicados a su sonrisa

Su sonrisa es hermosa
si tan sólo la vieras una vez.
No es perfecta
pero es hermosa.
Puede que su voz canse
que en ocasiones suene chillona
pero es hermosa.

Si tan sólo la contemplas
Su sonrisa es hermosa.

Su risa es escandalosa,
sus palabras soeces
puede no tener blancos dientes
pero es hermosa.

Está ciega igual que yo
¡y es tan hermosa!

Sus labios son delgados,
sus cachetes abombados.
Hace muecas insulsas, es graciosa
si la vieras una vez
sabrías también que es hermosa.


lunes, 6 de octubre de 2014

Verso caído

Caído, caído en el interminable sonido
Abajo, abajo como campana sin badajo...

Perdido sin gloria en el vacío mental
en la tumba etérea que no deja retoñar
me fundo con tus huesos y ojos
me vuelvo tu carne, tu ropa, tus despojos.

Caído, caído en el interminable zumbido
Abajo, abajo como muere el indio navajo...

Aquí en el suelo no hace viento ni calor
Me vuelvo y envuelvo en sueños raros
cubierto con trozos de cielo raso
te ofrezco mis miembros entumidos,
intento darte un abrazo.

Caído, caído en el sueño roído
Abajo, abajo como tesoro enterrado.

Afuera gritos y ruidos sin cesar
acá ya dormimos todos sin roncar,
El murmullo se acerca cada vez más
de pronto ya es de día y salgo a bailar.

Caído, caído en el interminable sonido
Abajo, abajo como campana sin badajo.

jueves, 2 de octubre de 2014

Versos en el presidio I

Escribo sentado en el presidio
pensando y repensando versos,
algunas veces llegando al fastidio
pregunto y pregunto soliloquios.

Que si dónde estará aquella
que si dónde descansa esta otra
que si ya pronto seré liberado
que si cumplo cadena perpetua.

¿Y cuando salga de esta cárcel?
No sé a dónde iré y lo pregunto.
Que si me encierran gruesas paredes
y que si me suicido si no me liberan.

Escribo versos en el presidio
mientras que la celda se achica
mientras que el sol declina
mientras que el carcelero se duerme
mientras que un cigarro me calcina.

Y cuando el día siguiente llega
abro los ojos y vuelvo a la cantaleta
y pregunto como Simón el anacoreta
terco, no abandono la refriega.

Hoja tras hojas más llegan y se van,
las calcino con el humo de mil cigarros.
Me creo poeta en el presidio
No hay mayor descaro siendo asesino.

martes, 30 de septiembre de 2014

Aunque veas una puerta que dice salida...

En el vacío que me inunda te escribo sin versos, mis manos ya no están plenas de letrados besos. El cansancio me cercenó los dedos, ya no sostengo las plumas. Busco ahora como minero la veta argéntea, la veta áurea que me enriquezca con su brillo de mil vidas.

Desde el negro vacío te escribo, mientras busco de nuevo la salida, la emergencia, la vuelta, la vida. Te escribo desde lejos sin un mapa, sin la luz que me guía, en la oscuridad se han ido sanando mis llagas y heridas. Aquí no puedo gritar tu nombre porque la sombra se traga los sonidos, en el vacío no se oyen los lamentos, los llantos ni los gritos de ayuda. En el vacío nadie ayuda. Dejo que la sangre fluya, fluya, fluya. Si el frío me llena, el vacío lo asusta. Ni calor, ni luz, ni frío: Todo está vacío.

La arteria más grande, enterrada y profunda, se cierra lentamente mientras la vida se abre como alba que despunta. En la serranía un venado corre hacia el río, un cuervo vuela en pos del nido. Aquí, sigo flotando en el vacío, sangrando, muriendo y empezando a danzar el baile último de un espíritu que se va a sacrificar en las sombras que lo envolvieron al inicio, que lo envuelven al final, de donde sabe que vino y de donde habrá de retornar.

Nunca me negué a decirte pero tampoco te ayudé a preguntar. En esta vacía tumba de soledad, el dorado brillo nacerá, el peligro es latente, la muerte de mi lado nunca se irá. El sol ardiendo muere, la luna llorando se cae, mas mi corazón expulsa su tibia sangre cuando sabe que el ciclo se va a acabar. Muerte que renace, desde el vacío debo regresar.

Cocina alucinada

Cocino cosas raras e imposibles
pizzas vegetarianas con carnes frías
caldos de camarón sin camarones,
y discuto con los cortes de vaca
respuestas que nada responden.

En ocasiones alucino en la cocina
me dicen que es por la fuga de gas
que desde siempre ha tenido la estufa,
pero igual alucino en todos lados
con gas o sin peyote o pegatinas
con el puro color dulce de una gelatina.

Cocer pollo sin piel y con verduras
cuando no tengo ni espárragos,
ni pollo en trocitos cortado.
Soy un cocinero loco, todo preparo,
siempre alucino en la cocina
pero nunca dejo la sal a un lado.

Me insisten que repare esa fuga
sigo riendo y viendo con cara de duda,
cocino un rábano en aceite frío
y luego lo parto con martillo púrpura.
¿De qué fuga me hablas cucaracha?
Aquí no hay tuberías picadas.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Última salida: Vida

Escribo en secreto a mi amante,
Muerte Negra que en sombras me abate.
No temas por mis letras
ella siempre está cerca, muy cerca.

La última salida, la última puerta
que me conduce lejos y fuera
de la inmunda prisión de ceniza
está frente a mis ojos, entreabierta.

Llamo a mi materia nígrida
para unirnos con la amada oscura
¡Oh Muerte Negra que llegas!
Tu lección nunca es la última.

La puerta resplandece en la sombra,
se entreabre y la luz me ciega.
No vi el anuncio que arriba colgaba,
era ya muy tarde para ver nada.

"Última salida: Vida"

Dentro del laberinto de luz
mi piel se quema como leña.
Morir y renacer son Uroboros atroz
en el cíclico destino que se va.

Me di cuenta, Muerte querida,
que me equivoqué de puerta.
Esa que deslumbraba y decía Vida
me atrajo aunque yo no la quería.
Sólo entré y entonces supe
aquello lo que el cartel decía:
"Última salida: Vida"

Ahora en el Uroboros me esperas
de nuevo en el final,
a un paso de mi cercanía.
Volví a entrar al Laberinto de la Vida.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Hermosa

Tu piel es tan suave,
es un jardín que florece
un fuego que calcina.
Tu mirada es tan dulce,
es una estrella que resplandece
un sol que ilumina.
Eres hermosa.
Eres rosa y espina que lastima.
Tu tacto es trémulo,
Tu cuerpo me abrasa
en su flama calcinante.
Tu aliento me llama
a cada minuto, incesante.
Tu mano, prisión que no atrapa...
Es hermoso.
A tu lado vuelvo a volar,
en tu sombra puedo abrir mis alas.
En tu compañía todo pasa.
Yo soy un cazador solitario,
tú eres la presa última.
¡Acércate mi corazón!
Sálvame del sangriento final,
redime mi sed con tus besos,
calma mi hambre con tu pecho.
Tu piel es jardín que lastima...
Es hermosa.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Palomas en el campanario

Amanece, ya deseas volar al azul infinito
Jugar entre nubes y frente al sol dar un giro.
Alas, plumas y cuero, vuelas abriendo el pico
Paloma de tornasoles grises, verdes y amarillos.

Torre de iglesia, techo escondido
Te sirve para colgar tu nido,
Polluelo que pia, el mundo dormido,
El cuervo te espía, se esconde renegrido.

Día amanece, ya deseas volar al azul infinito
Extiende tus alas y recibe el calor prometido
A los que madrugan en pos del grano bendito
Que alimenta sus cuerpos y nutre a sus hijos.
El cuervo te espía, se esconde renegrido...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Quizás así la muerte venga

¿A dónde marchan las ideas descartadas?

Seguiré algún día a una de ellas,
aunque algo en mis adentros dice que ya lo sé.
Perdido como siempre he estado
la duda no tendría que preguntarla
sino responderla desde mi rincón.

¿Hacia dónde marchamos los ignorados?

Nadie, ni siquiera nosotros mismos,
los ignorados, estamos en verdad enterados.
Seguimos por un camino antes marcado
y andamos tras un ideal imposible:
Ser vistos y en cuenta tomados.

¿A dónde me iré después de las doce?

Quisiera perderme en un bar,
emborracharme hasta vomitar,
olvidar que soy olvido que recuerda,
olvidar que estoy vivo...

Quizás así la muerte venga...

domingo, 14 de septiembre de 2014

Mientras que ella no vuelva

¿Dónde estás mujer?

En noches incontables te busco
sin encontrar más que tu sombra,
huelo tu perfume lejano
que llega flotando en la brisa.
Escucho tus pasos sin prisa
livianos en la senda constreñida.

¿Acaso ya estarás cerca?
Los sonidos huecos del viento
que suenan en mi corazón
susurran tu nombre.

¿Dónde descansan hoy tus manos?
Mil imágenes, mil ideas
y mil y un cuerpos ardientes
que titilan en el aire
rondan por mi habitación.

Me reprimen tu recuerdo y tu beso
que aún duele en mis labios,
acércate una vez más a mis brazos,
no te alejes de mis palabras
que gotean sobre tu cuerpo.

Mientras no vuelvas mujer,
me seguiré preguntando por ti
sin saber qué responderme
sin saber qué otra cosa hacer.

Mientras no vuelvas...
Giraré lentamente mi cabeza
No sé la razón, no hay por qué
¡Me vuelvo loco sin vos!

lunes, 8 de septiembre de 2014

Mujer que sabe a estrellas

Luna bajo tu piel
Estrellas en tus ojos
Sol bajo mi piel
Nubes en mis labios.

Caricias perdidas
en la adusta existencia,
Cosmos eterno
perdido en tu entrepierna.

Helio flamígero
que incendia mi ser,
manto de tus besos
que me saben a miel.

Entrega a mi universo
tu compañía anhelada,
dale a mis viejos brazos
tu juventud desvelada.

Descansa, Muerte Niña

Descanso lejano
que se aproxima,
duérmete ya
Mi Muerte Niña.

Dolores de antaño
que al parecer terminan.
Limpia mis lágrimas
Querida Muerte Niña.

Me preguntas mientras
descansas en una silla,
si es que, al final,
descansa Mi Muerte Niña.

Preguntas lejanas
en tierras malditas
me regalan una silla.

Por fin descansa
Mi Muerte Niña...

lunes, 18 de agosto de 2014

Deseo alborotado.

Déjame acariciar tu piel,
trenzarme en tu pubis sin depilar
y ser saliva en tus labios.

Déjame tocar tu espalda,
contar tus pecas
y con ellas formar constelaciones
para tener al cosmos
entre mis dedos.

Permite que el sudor de ambos
se diluya en las sábanas
y sea el calor un mutuo refugio
para nuestros cuerpos desnudos.

Dame en la boca tu palpitar
de sexo candente,
de corazón acelerado,
en un orgasmo convulsionado.

viernes, 8 de agosto de 2014

Poeta casado

Entre tus manos las mías,
Besos tiernos, corazones apasionados
Te entrego mi vida
Pero esta noche durmamos.

Entre las separadas camas
Tu alma y la mía se funden,
En nuestro pequeño espacio
El espíritu renace.

Suerte es vivir con un poeta
Que me dedica sus versos
Y me hace el amor mil veces

Con sólo tocarme con sus besos…

lunes, 4 de agosto de 2014

Aquella cita nunca debió suceder...

Estimad@s: El siguiente relato es publicado luego de varios meses de trabajo en él. Casi un año. Espero que les guste, iba a advertirles del lenguaje y las escenas y bla, bla, bla pero saben que me gusta dejar que cada quien lea y considere si debe seguir o detenerse.

Les presento mi: Cuento en tres partes; Aquella cita nunca debió suceder...



Parte I. ¿Crees que eres el mero mero?

Todo indicaba que sería mejor permanecer en casa y beber chocolate caliente mientras se pintaba las uñas con los extraños diseños que les gustaban tanto a... Jazmín, que era el nombre que le servía para despistar a los cachondos que lo confundían con la mujer de sus sueños.

Su nombre real es irrelevante para la historia, poco de lo acontecido le sucedió "vistiendo sus pantalones", por decirlo de algún modo.

En fin, Jazmín ya se había duchado y se estaba peinando cuando su celular vibró sobre el taburete, a un lado de su cama. Lo ignoró y siguió con su cabello. Cuando estaba por terminar de maquillarse, nuevamente vibró su teléfono e inmediatamente después sonó una llamada que recibió con una sonrisa en su rostro; observó el número y aclaró su garganta para lograr el tono terso y sensual que conquistó a su novio en turno, un mocoso sobrehormonado de 15, quizás 16 años, con la cara llena de acné pero con una autoestima demasiado alta: Se consideraba a sí mismo como un Mauricio Garcés renacido y todo un Pedro Infante al hablar de su guapura. Sólo que no sabía distinguir la diferencia entre una mujer y un travestí. Al colgar en la peinada cabeza de Jazmín volaba la pregunta ¿Crees que eres el mero mero?.

Acordaron verse en La Alameda, convenientemente cercano para Jazmín que vivía a un par de colonias de ahí pero extremadamente lejano para su novio, quien venía a verla hasta Celaya desde Querétaro. Era el inconveniente que encontraba el muchacho en eso de conseguir citas por internet, aunque tal situación nunca le incomodó en realidad al ser un junior caprichoso que exprimía a los idiotas que tenía por padres. Con su dinero conseguía que sus citas se abrieran de piernas tarde o temprano y esta nueva conquista no sería excepción, se aseguraba mientras se trasladaba hasta la otra ciudad.

Cinco de la tarde en el reloj, Raúl descendía del autobús y corría a tomar un taxi, un accidente en la carretera lo retrasó media hora y la furia se notaba en todo su cuerpo. Cinco y quince, pagaba el viaje y respirando con tranquilidad guardó su celular y se fue a sentar en una banca; una morena con un vestido diminuto en color turquesa, el cabello modestamente arreglado, se le acercó por la espalda y lo abrazó. El joven le tomó las manos y, levantándose, se giró para quedar de frente a ella y besarle las manos con un gesto ridículo y exagerado que acostumbraba. 

Después de todo, aunque tenga la cara cacariza, con un buen varo, te chingas a la que sea... -Decía con cinismo cuando presumía a sus amigos su suerte con las féminas.

Platicaron trivialidades, tonterías que sólo un cabeza hueca es capaz de comprender y considerarlas entretenidas y muy interesantes. La fue llevando poco a poco hacia donde él era capaz de atraparla; la plática pasó de ser sobre lo bien que se le veían los aretes que llevaba puestos –y que hacían juego con las luces de su cabello–, a alabar su esbelto cuerpo y sus caderas que tanto le llamaban la atención, mientras tanto, ella se dejaba llevar por el embeleso de saberse casi idolatrada en cada frase que el puberto destilaba en sus oídos. Pasaron un par de horas en el Caramel Coffee dedicados a aquella cursilería, entre tragos de cerveza.


- A esta me la voy a coger en corto, se nota que está bien pinche urgida -Pensaba Raúl conforme acariciaba una mano de su compañera y la mujer le sonreía seductora entornando los ojos. Otro par de bebidas consumidas; era el momento: Se lanzó a ganar o morir y la invitó a ir a "un lugar más cómodo, donde los dos pudieran tener algo de intimidad y platicar sin problemas ni gente entrometiéndose" (en su burbuja de lambisconería y seducción barata). Jazmín se le quedó viendo seriamente, con una ceja levantada; le sorprendió la audacia del mocoso que se sobrevaluaba a sí mismo. Se hizo un silencio incómodo que provocó una sudoración excesiva en Raúl.


Jazmín pidió la cuenta y, poniendo un dedo sobre la boca de Raúl, le mandó un beso y guiñó un ojo. - Soy tuya todo lo que resta de la tarde, tengo que regresar a mi casa antes de las 9, no me gusta andar de noche fuera de casa. -Era todo lo que hacía falta para motivar al joven.


Subieron al taxi y él apenas pudo contenerse, animado por los vapores etílicos y las hormonas que se agolpaban en su cabeza, se fue encima de su acompañante tratando de besarla y acariciarla ante la negativa de la "muchacha". De mala gana se acomodó del otro lado del asiento y comenzó a preguntarle sobre sus anteriores parejas, ella simplemente se reía y le preguntaba a su vez la necesidad de hablar de eso justo antes de ir a un motel. - ¿Acaso piensas que no sé a dónde vamos? El Mónaco queda por acá... -. 40 minutos después, la pareja ya estaba en una cómoda recámara, aislados del mundo exterior.


Pidieron un par de six-packs de cerveza para beberlas mientras platicaban recostados. Una cerveza, dos cervezas, tres... Jazmín esperó pacientemente a que él solo se tomara 10 cervezas, ofreciéndole una tras otra, mientras lo acompañaba brindando con las latas vacías. Encargaron aún seis cervezas más, aprovechando el tiempo en retozar alegres.


Jazmín se montó sobre la cadera de Raúl, sentía el bulto de su erección creciendo; desabrochó su camisa y lamió dulcemente su pecho, mordía los pezones y sonreía al ver cómo brincaba por el dolor. El sonido de la puerta les avisó que su pedido estaba listo. Presurosa lo acercó a un lado de la cama y abrió dos cervezas, extendió una al chico y con un ademán la tomó y le dio un sorbo. Ella aprovechó para dejar su lata en el suelo y comenzar a desabrocharle el pantalón. Cuando el muchacho volteó a ver, ya tenía los calzones en los tobillos y su pene estaba entre las manos hábiles de su amante, que lo masturbaba lentamente.


Dejándose hacer, el ebrio adolescente disfrutó sin preocupaciones de esas manos y esa boca expertas en el arte sexual. La sensación era maravillosa, se había equivocado al juzgar a Jazmín como una tonta cualquiera que no sabe hacer mucho en la cama, cuya única gracia era tener un culo bien formado. La excitación hervía en sus venas, ayudada por el alcohol que seguía sorbiendo. Comenzó a sentir ese cosquilleo tan peculiar que anuncia la inminente llegada de un orgasmo, no alcanzó a decir nada cuando entre sonidos guturales y contracciones pélvicas, terminó en la boca que lo acariciaba. Jazmín siguió acariciando levemente el cuerpo del joven, como si lo arrullara con mucha ternura.


Aquello fue demasiado, Raúl se quedó dormido en pocos minutos. El travestí aprovechó para beber la cerveza que había dejado en el piso, quería sacarse ese sabor que sentía en la boca y la garganta. Observó a aquél niño cachondo que pretendía follarlo, sin saber que bien podría resultar al contrario; le parecía tan patético pero ciertamente no era feo: El abdomen marcado, con unos pectorales algo desarrollados, unas piernas lampiñas y algo faltas de carnes, los brazos eran de buen tamaño. El único problema era su acné.


Jazmín se acercó a la cara del joven, besó sus labios mientras se masturbaba; ya le resultaba complicado esconder su erección en la diminuta tanga que usaba ese día. Se enderezó justo antes al sentir que el fin de su fantasía estaba cerca, acercó su cadera a la cara del joven y silenciosamente vació una eyaculación abundante sobre la cara y boca del puberto. Aún le besó después y tranquilamente tomó sus pertenencias, arregló su ropa y salió de la recámara con un sentimiento de culpa, que dejó atrás conforme salía del motel y tomaba un taxi de regreso a su casa.


Parte II. Martín y "La Bestia"

3:00 pm, el cielo luce surcado por gruesas nubes blancas, veraniegas. Por la ventana entra plena la luz y el viento suave refrescando a Jazmín. Su vista está clavada en un punto, algunas líneas en las 19 pulgadas de pantalla que le alumbran y queman las pupilas. Fotos, fotos, vídeos y más vídeos, desde las clásicas y muy normales penetraciones sencillas hasta puños dentro de dilatados orificios corporales.


Un aviso en otra pestaña le hizo cambiar su atención de aquellas páginas de porno gay que le gustaba ver los domingos por las tardes. En su perfil de Facebook alguien le mandó un mensaje privado, muy personal.


- Me encantaron tus fotos, tienes unas piernas hermosas y esa tanga te hace lucir despampanante!!!! Me podrías hacer el gran honor de permitirme conocerte en persona? Estás riquísima mamacita!!!!!!- Jejeje gracias, me alagas... Pero no se vale, nada más tú tienes fotos mías, yo ni sé quién eres...- Te mando unas fotos mías, a ver si te gusto, chiquita, en serio estás deliciosa... Si vieras como me la pones.


Acto seguido, tres primeros planos de un pene erecto. Una sonrisa con sabor a aburrimiento asomó a los labios de Jazmín, si quisiera ver penes, sería mejor abrir las piernas y mirarme la verga que tengo yo y que además está más grande y bonita, pensaba para sí. Siguió la plática al nuevo acosa... emm, amigo que la agregaba al Facebook, viendo hasta dónde podía llegar con él.


23 años, fornido, con abundante vello en todo el cuerpo, de facciones honestamente toscas. Se notaba a todas luces que era uno de esos desgraciados manipuladores que sólo buscan sexo ocasional a cambio de una supuesta amistad consistente en algunos cuantos mensajes a la semana prodigando amor eterno y dándoles el avión siempre en todo lo que ellas le contaran. Ciertamente se salía de su perfil favorito, no obstante, el reto le motivaba.


¡Conquístame nene! fue lo último que escribió ese día a ese muchacho.


Tuvieron que pasar 5 semanas antes de que Jazmín se decidiera a darle el tan esperado "sí" a Martín, quien ya se desesperaba de sólo recibir fotos sugerentes de un trasero bien formado y adornado con múltiple lencería... Nunca le preguntó por qué no le mandaba fotos de sus senos ni de depilado Monte de Venus que tanto le presumía sin mostrarle. Tal vez debió hacerlo antes de preguntarle si quería pasar un buen rato en su compañía.


Mas la desesperación, la obstinación y la lujuria no son buenas consejeras y aquél día, mientras esperaba a Jazmín afuera del Templo Del Carmen, Martín les prestaba irrestricta atención a sus abrasadoras voces.


Cuando el reloj marcaba las 6 de la tarde, la vio aparecer, su cuerpo se veía aún más torneado que en sus fotos, comprendió que una fotografía de su pecho no sería la gran cosa pero que, entre esas piernas debía de existir la puerta al Paraíso del Jardín del Edén a donde él, cuál ángel guardián, entraría a pasear dejando claro quién llevaba los pantalones ahí. En su mente, aparecía él, imponente en su traje de cowboy alado, con su flamante sombrero y una actitud de macho de comercial de cigarrillos, entrando por entre las piernas-puertas de su amante, bañado por una primaveral lluvia que lo refrescaba luego de una batalla de épicas proporciones; levantando la vista, dejaba que su sombrero volara y todo su ser, desprovisto mágicamente de su ropa vaquera, se mojara...


Ese "Hola, corazón" lo devolvió a la realidad. La saludó con efusividad, besando parte de sus labios intencionadamente, gesto que Jazmín agradeció lamiendo discretamente sus labios y dedicándole una mirada cachonda. Caminaron rumbo a la "Universal" para beberse un par de cervezas y platicar.


Estando en aquél lugar, Martín mostraba ser más entendido que Raúl en eso de la seducción, su estilo era más refinado aunque no precisamente elegante. Aunque al menos, y eso era una verdadera ganancia aceptaba Jazmín, no buscaba sólo hablar de sus hazañas sexuales que sonaban más a película pornográfica. Lograba envolverla con su plática, la hacía sentirse interesada por esas tonterías del rodeo que le platicaba, incluso le armó polémica por el maltrato que sufren los animales en esos lugares. Dieron las 8:30 y esta vez no sentía esa urgencia de largarse volando a su casa como le sucedía con otras citas.


Jazmín sugirió ir a otro lado, enfatizando la última parte de la frase con una mano acariciando el muslo del hombre, quien se aprestó a pedir la cuenta y pagar de inmediato. En toda la noche no escuchó palabras más sonoras que esas.


Instalados en su recámara del socorrido Mónaco, ella empezó su juego de pedir cervezas y darlas a beber a su hombre con el fin de emborracharlo pero Martín no era un mozalbete cualquiera que va y se embriaga en cualquier lugar donde haya alcohol en cantidad suficiente. Ella tenía que beber casi a la par aunque no era que le importara mucho. Aprovechando que él se dirigía al baño, sacó de su bolso de mano un gotero, vertió un par de gotas en la cerveza de Martín para luego descargar tres gotas más y agitar ligeramente la bebida para mezclar las sustancias. El ruido de la orina al caer en el retrete se detuvo, agua corriendo e instantes después salía un sonriente Martín sacudiéndose las manos húmedas.


Mientras él, ignorante del nuevo cóctel que se bebía, veía a la pelirroja penetrada por una descomunal polla negra, Jazmín entretenía su boca con su "gran" sexo erecto (al que él se refería como la bestia, según le escuchó cuchichear en el baño mientras orinaba). Martín se terminó la cerveza e iba perdiendo la erección porque se sentía algo mareado y con mucho sueño; se apresuró a pedirle disculpas a esa fémina que, aún vestida, seguía lamiendo su miembro. Ella, con cara coqueta, jugueteando con su glande, le sugirió tomar una siesta y al despertar podrían saciarse mutuamente su sed de sexo. Él asintió y calló.


Jazmín no dejaba en paz el entumecido pene mientras notaba que el propio comenzaba a hincharse dentro de su tanga. Al bajar una mano a su entrepierna, se detuvo observando la cara relajada de Martín que dormía pesadamente. Se irguió y quedó pensativa, notaba claramente el sabor de su pene, incluso notaba el aroma que tenía por todo el rostro. Algo dentro de su cerebro debió cambiar el sentido de sus giros porque no continuó con su acostumbrado ritual de masturbarse y eyacular en el rostro o, si "la circunstancia ameritaba" violar analmente a sus dormidos acompañantes.


En lugar de eso, recogió en silencio y despacio sus pertenencias, sacó de su bolso un bloc de notas adhesivas y una pluma con los que le dejó una nota a Martín pegada cerca de su billetera en la mesa de noche. Lo miró de nuevo y bajó la vista, Jazmín salió de la recámara sintiendo una confusión turbulenta rugiendo en cada recóndita célula de su cuerpo.


Una noche dos días después Jazmín recibió un mensaje de Martín donde le preguntaba por su huida. Ella se excusó arguyendo un problema familiar muy fuerte pero le propuso verse otra vez y consumar lo que quedara pendiente de aquella cita, de la que ella misma se dijera absolutamente insatisfecha.


Acordaron verse el sábado siguiente, esta vez en La Alameda para ir, inmediatamente, al motel y así lo hicieron, aunque esta ocasión Martín llevaba preparada una botella de vodka y jugos de diversos sabores consigo. Sólo hicieron una escala para comprar vasos desechables y un par de paquetes de condones. Lo primero que hicieron al estar en la recámara fue prepararse sendas bebidas y brindar por estar de nuevo juntos.


Platicaron, se besaron y, como era usual, ella no permitía que la tocara mucho, quizás las nalgas y las piernas pero nada más, cosa que odiaba Martín pero que sabía que podía y solía pasar. Se contentó con amasar a su gusto las nalgas de Jazmín. Ella le masturbaba magistralmente, ninguna mujer había agarrado así su miembro, con tal firmeza y dejando que la mano recorriese todo el pene haciéndole sentir oleadas de placer que se sucedían sin pausa.


Ella se separó un poco de su boca y le pidió que sirviera otro trago mientras iba al baño; había notado que se le salía el pene de la tanga y comenzaba a tener una erección que amenazaba el éxito de su fantasía. La plática seguía en aquél punto donde debatían si la tauromaquia era un arte o una tortura disfrazada. De la bolsa de papel donde llevaba los envases de jugo sacó, luego de rebuscar, un gotero similar al que Jazmín portaba en su bolso en cada cita. Sin dejar de argumentar y escuchar las respuestas de Jazmín, vertió de golpe 10 gotas en el vaso de ella, guardó la evidencia en su pantalón y preparó vodka con jugo de guayaba para dos.


Aquel día Martín despertó 15 horas después de que cayera dormido por efecto de las gotas que Jazmín le administrara. Estaba en el hospital donde habían tenido dificultades para contrarrestrar la sobredosis del medicamento oftálmico que había ingerido. Estaba rodeado de sus familiares y amigos que le dijeron que lo habían encontrado inconsciente en la recámara del motel al cumplirse las ocho horas de renta. Juró vengarse.


Con una sonrisa en verdad malévola le extendió el vaso a la travestí y propuso un brindis con motivo de que noche él sería el hombre más cansado pero más feliz del mundo y ella la mujer más sudorosa pero más satisfecha del universo. Ella celebró con una carcajada, chocando su vaso contra el otro y bebiendo de golpe la mitad de su vaso. Martín rió luego de un trago corto, su risa sonaba llena de odio.


Alegre por el efecto del alcohol, ella comenzó a jugar con su pecho, iba desnudando al joven y le decía que no le permitiría desnudarla hasta el momento en que él le dejara saborear todo su cuerpo desnudo. Él accedió, le pareció un trato justo dejarse consentir primero. No habían pasado más de cinco minutos cuando Jazmín comenzó a sentir un mareo extraño que atribuyó en primera instancia al alcohol consumido. Al intentar hacer una felación a Martín, empezó a sentir una pesadez insoportable y un malestar generalizado que la obligaron a detener sus caricias por completo.


Martín se levantó y la recostó en la cama, preguntando si se sentía bien. Ella se disculpó diciendo que no estaba acostumbrada a tomar el vodka tan cargado y que se le había subido muy rápido, con un poco de descanso seguro se sentiría más dispuesta. Él asintió y le dijo que pediría un six-pack de cerveza para ayudar a que se calmara. Jazmín apenas escuchó cuando Martín se levantaba a buscar sus calzoncillos y dinero para pagar las cervezas.


Fueron cinco las cervezas que se bebió Martín como si se tratara de agua de la fuente de la eterna virilidad. Pensaba en qué le haría a Jazmín, ahora que la tenía tal como ella lo dejara. Envalentonado por el alcohol decidió violarla salvajemente y hasta el hartazgo, aunque tuviera que usar y reusar algunas veces los preservativos. Comenzó sacándole el pantalón entallado que vestía en aquella ocasión Jazmín, que estaba recostada boca abajo. Con un movimiento brusco la tomó por el costado y la volteó para abrirle la blusa y arrancar su sujetador; además pensaba en tomarle fotos y videos al por mayor para exhibirla y escarmentarla, motivo por el cual acercaba su celular. Al observar por primera vez las piernas desnudas de Jazmín de frente y de cerca, se excitó aún más y su erecto miembro formaba un perfecto ángulo de 90º respecto de su cuerpo... Al centrar su atención a la entrepierna que lucía abultada debajo de la delicada tela de gasa aguamarina, su corazón se aceleró bruscamente y su pene perdió toda firmeza; jaló el elástico de la prenda para descubrir un pene flácido y depilado reposando entre las piernas de la que pensó mujer hasta hace unos segundos.


Una vena palpitó en la sien izquierda del hombre, su mandíbula se tensó y lanzó un puñetazo contra la pared. - ¡Méndigo joto de mierda! ¡Hijo de puta! ¡De cien mil putas, chingao!- Descargó ahora su furia en la cara de Jazmín con la palma de la mano. Decidido a vengarse, con la sangre hirviendo y el cerebro inundado de ira, volteo a Jazmín y procedió a violarlo con fuerza descomunal mientras golpeaba la espalda insensible. Ni siquiera buscaba ya venirse, sólo dañar, hacerle pagar el atrevimiento a un travestí que quizás pudo violarlo aquella vez, le daba una cuchara muy grande de su propia medicina.


Se incorporó de la cama y buscando alrededor se fue a levantar tres latas de cerveza, balbuceando improperios tales que no deben ver luz pública, se hincó entre las piernas del desmayado e intentó introducir una de las latas sin éxito, logrando que la lata se doblara; Gritó desesperado e introdujo con rudeza dos dedos en el maltrecho orificio anal, luego tres, cuatro y aunque le costó trabajo, logró introducir su puño completo desgarrando la cavidad rectal y los esfínteres anales de Jazmín. Sacó la mano bañada en sangre y excremento e intentó nuevamente introducir otra lata sin lograr otra cosa que doblarla y partirla, cortando y dañando la piel de las zonas comprometidas. Sacó la lata y con ambas manos jalaba para dilatar al máximo, escuchándose por debajo de su respiración de búfalo cómo se trozaban los tejidos delicados. Tomó la tercera lata y logró introducirla en el cuerpo de Jazmín con el brazo hasta el codo incluso, se acercó otra lata más que introdujo con misma facilidad pero ahora con mayor fuerza para meterla. Asqueado, se levantó y pateó el cuerpo inerte como si de eso dependiera su vida.


Se detuvo cuando los golpes en la puerta fueron tan fuertes que parecía que la tumbarían en cualquier momento. En ese instante, a través de las nubes rojas que le nublaban la vista, logró ver el espectáculo de un cuerpo maltrecho, vapuleado y sangrante que estaba a sus pies.


¿Qué mierda estás haciendo Martín? ¡No mames cabrón, ya la cagaste pendejo! No está muerto ¿verdad? No, todavía respira ¿verdad? ¿verdad que sí? No mames, Martín, no mames, no mames... Escuchó su propia voz, se vio a sí mismo hablándole, con ojos de locos y jalándose el pelo. Apenas tuvo tiempo de voltear la cabeza cuando dos policías derribaban la puerta de la recámara, permitiendo que cuatro uniformados más se abalanzaran hacia él.


Parte III. Por siempre Jazmín

Choque hipovolémico, heridas desgarrantes en zona anorrectal con daños moderados a severos en recto, intestino grueso, próstata, vejigas y estructuras subyacentes al suelo pélvico, estallamiento visceral en porción duodenal inferior, hematomas en brazos, piernas, abdomen, pecho y esguince cervical...


Los hematomas y el esguince sanaron pronto. Por algún motivo casi divino se salvó de morir por una segura sobredosis del medicamento oftálmico, del cual consumió suficiente para matar a un caballo en menos de tres minutos, tal vez la pérdida de sangre y consecuente transfusión tendrían algo de impacto pero no terminaba de convencer a los médicos tal teoría.


Luego de múltiples operaciones, transfusiones sanguíneas y mucho sudor de los galenos, aquel guiñapo de ser humano abría los ojos nuevamente, se había perdido de las noticias de los últimos 120 días terrestres y tardó todavía un par de semanas en retomar el hilo del paso del tiempo del calendario. Le causó gran sorpresa y depresión saberse atado a una bolsa que recogía el pestilente contenido de sus intestinos. No había otra opción dada la complicadas cirugías necesarias para hacerle un ano nuevo, reconstruir su destrozado intestino desde la última sección del colon descendente hasta el recto, por no mencionar las necesarias para los demás daños.


De pronto toda su vida daba un vuelco inesperado y brusco, un cambio de 180º en seco y sin avisar. Algo dentro de ella/él se abría y dejaba escapar una incógnita sin ser desvelada, un enigma que siempre sería un enigma pues ya no le pertenecía y su tiempo para resolverlo se había agotado, causando que su acertijo volara para anidar en otro pecho, en otra alma, en otra vida que habrá a su vez de intentar resolverle...


Su larga estancia en el hospital catapultó su ánimo contra un muro de impenetrable diamante, estrellándolo y dejándolo incapacitado por toda la eternidad. Aunque su cuerpo se recuperaba, Jazmín iba dominando cada vez más a Sergio y su escisión del mundo era cada vez más evidente aunque nadie en el hospital hacia nada y la familia estaba tan acostumbrada a esa doble personalidad que nunca notaron algo raro.


La noche previa al alta programada, Jazmín se sentía muy inquieta, un sentimiento extraño le llenaba las entrañas y el cerebro. El calor de los focos se le adhería a la piel y le quemaba pero nadie se daba cuenta de las llamas que desprendía su piel. Viéndose arder se levantó de la cama y caminó con la mirada desorbitada y vacía hasta el pabellón de materiales de enfermería; la poca precaución de las enfermeras burócratas fue de gran ayuda a un deambulante interno que no tendría que estar ahí. Con la luz débil que llegaba del pasillo a través del cristal de la puerta se guío por todo el espacio hasta ubicar en un cajón, dentro de una caja negra con piel de imitación e interior de terciopelo rojo, un hermoso y reluciente escalpelo. Lo levantó por delante de sus ojos y sonriendo, lo fue bajando poco a poco, acariciando su cuerpo con la hoja hasta llegar a su pene y sus testículos que acarició dulcemente con la mano que tenía libre para luego tomarlos con los dedos firmemente y llorando, apoyó el filo de la hoja en sus genitales y comenzó a cortarlos con mano firme, despacio, con largos cortes. Lloraba convulsionadamente mientras enterraba el afilado instrumento en su perineo y cortaba hacia arriba su carne, gritando como poseso y preguntando al aire la utilidad de ser hombre si sólo era capaz de dañar y ser dañado. Entraron al cuarto dos enfermeras alertadas por los gritos; se toparon con un charco de sangre debajo de un paciente que hablaba con voz de mujer, diciendo que finalmente ella era libre de ser la mujer que siempre quiso ser. Estuvo repitiendo esa frase hasta que murió en medio de un revuelo de enfermeras y médicos que intentaban detener la hemorragia sin conseguirlo y nadie se explicaba cómo era posible que no lograran contener una hemorragia tan sencilla...





Aquella cita nunca debió suceder...
Pero ¿Cuál de todas ellas?

jueves, 31 de julio de 2014

Pródiga música corpórea

¡Prodigio mi amor!
Soy milagro viviente
Música andante
Pasión hirviente

Desperté con el torso
de madera en guitarra vuelto
los dedos estirados
cuales tensas cuerdas
tocando el laudamus,
como piezas de piano
sonaban mis suspiros.

Hoy por la mañana
mis pulmones se hicieron gaitas,
con hinchados sonidos
de tambores en mi corazón.
Notas de viola, chelo y violín
me movían y bailaba.
Mis rodillas eran las baquetas del tambor.

¡Prodigio, mi amor, prodigio!

Desperté siendo orquesta,
Director y teatro abarrotado.
Fiesta, algarabía y silencio...

Pautas entre notas,
notas entre pausas,
besos en nuestras bocas
corcheas enamoradas.

jueves, 10 de julio de 2014

Los cuervos lloran

Cuando los cuervos lloran
todo se pasma en silencio.
Se dan cuenta entonces
que no es pájaro cruento.

Resbalan lustrosas gotas
por el negro pico fuerte,
todos se conmueven
todos quedan silentes.
Ahora sí no temen
pero se acercan a medias
y corriendo huyen
aunque el ave no se mueva
ni haga el daño que intuyen.

Ya ni siquiera se esfuerza
en mostrarse maldito,
este pájaro de ébano
que se ahoga en sus gritos.
Levando la cabeza gacha,
abriendo entonces el pico
grazna, grazna el renegrido
antes de volar otra vez
y perderse en el cielo infinito.

miércoles, 9 de julio de 2014

Como Miedo nací

¡Guerra! Dijeron ellos.
¡Guerra! Respondí.
Guerra fue y perdí...

Con manos fantasmales, tomaban de mi boca
palabras apenas pronunciadas y quebradas todas.
Me cosieron con cien hilos de alambre
los labios doloridos, cortaron primero mi lengua floja.
Mi nombre pronunciado en mil pedazos destazado,
vi que al viento arrojaban una parte,
quemaron con hielo la otra.

Hincadas las rodillas en el suelo inquebrantable,
se burlaban dando por ganado el baluarte.
Burlas huecas resonaron en mis tímpanos
y sus ecos muy dentro algo despertaron.
Respondió a su risa desdentada y hueca
primero un murmullo de hojas secas,
nunca hace ruido la tormenta que se acerca,
luego brotando como hirviente lava
no eran ecos ni hojas lo que sonaba;
levantada una rodilla del suelo,
ahora era yo quien cínico se burlaba.

Mis manos llevaban aún los grilletes
pero las cadenas reposaban en el suelo,
mi piel era pálida, mi cara la de un muerto
se veía podredumbre en todo el cuerpo.
La fantasmagoría volando alrededor
intentaron detenerme con amenaza atroz;
en sus ojos vacíos posé mis pupilas yertas,
arando un surco profundo en su hedor
y la semilla fue naciendo en su interior.

Miedo... Miedo... Miedo...
¡Nunca robaron mi nombre!
¡Nunca en verdad lo escucharon!

Un reclamo de sangre y muerte estalla,
elevo mis manos negras por mi sangre;
lucen de inmediato armas, sortilegios, maldiciones.
Nada detiene a mi sombra creciente.
Urgente necesidad de hundir las manos como garras
en sus asquerosos cuerpos y abultados vientres,
de rasgar en vivo sus almas mientras puedan verme.

¡YO SOY MIEDO!
Grito altivo con voz en cuello, ojos endiablados
y el espíritu ardiendo en fuego etéreo.
Se expande Mi Oscuridad que tiene sed y hambre
de venganza, sufrimiento, muerte, sangre...

Garras que perforan y profundamente cortan.
Picos como afilados cuchillos que destajan las carnes.
Navajas afiladas que no brillan en la oscuridad.
Tinieblas que envuelven todo en negra confusión.
La sangre inunda el espacio ennegrecido con su olor,
apesta todo, sangre que se eleva como espuma
y no se mueve ningún cuerpo ni gime alma alguna.
En grueso manto de terciopelo bermejo
envuelto salgo con la frente gacha y celebrando
mi victoria como rey vestido, aún buscando
la corona que antes le fuera robada.
Relucen demoniacos los ojos y la sonrisa.

Nunca brilló igual el terciopelo de la sangre.
Sigue sedienta la sombra maldita en mi ser tatuada.
En la profunda oscuridad la sangre nunca brilló tanto...
A una tumba fresca me acerco a morir en paz,
una muerte aterrante, serena inmovilidad
que trepa reptante por toda mi humanidad
hasta envolverme en su capullo de ortigas y espinas.
Cobijado por la sombra húmeda de la tumba,
mi negro fantasma se duerme
y descarga en mí su suerte
que será mi muerte...

De mí, todos tienen...

Miedo liberado en la oscuridad,
que se funde con mi espíritu
y bajo mi piel se arrastra.
Miedo liberado con vehemencia.

Gritos que perforan los tímpanos,
en mis entrañas hierven y explotan
en mi voz gutural que atemoriza
a vivos y muertos hasta el hartazgo.

Grande, grande, grande miedo
embutido entre las ánimas
por la negra, negra, negra alma
que con cuchillos todo desgarra.

Ya liberté al oprimido clamor,
ya vibró y anidó profundo en mi corazón;
con tristeza musito:
Soy Miedo. Y escondo los ojos.

Tupidos árboles nevados
lejos de mí combados,
las pisadas dejan el sendero,
como si por aquí no hubiera andado.

Piedras yertas de espanto me punzan
otras aves vuelan con mis pasos.
El viento gime y me hiela
se queda quieto, a mi soledad aprieta.

Sigo buscando el camino de vuelta,
dijeron que de nuevo se me espera.
No sé a dónde volar: Lo mismo aquí que allá
el miedo en todos lados está.

Me sigue cual sombra fiel a donde vaya,
todos están cerca hasta que llega.
Lo mismo es aquí que allá:
Todos me sonríen pero lejos están.

El frío en ambos lugares muerde feroz
la carne trémula de mi corazón.
En este yermo gélido prefiero morir:
Hacerlo aquí es más silencioso.

En esta blanca soledad envuelto,
el misterio de la muerte espero.
No hay más allá a donde vuelvo.
Estoy mejor aquí, frío y muerto.

Me sacudo la nieve de las plumas,
extiendo las alas y vuelo.
El mismo miedo siembro en tierra que en cielo.
Al menos arriba, todos me ven y se quedan tiesos.

Volar sin rumbo ni isla donde descansar,
volar para no volver, volar por volar.
Todo lo que he sido, todo lo que fui
resultó no ser más que miedo.

Abato mis alas para perderme en las alturas,
porque en este nublado cielo,
hasta las nubes me tienen miedo...

lunes, 7 de julio de 2014

¿Cómo saber ahora si lloverá?

Pronosticaron fuertes lluvias,
por aquí el cielo luce claro y sin nubes,
por allá no se ve que vaya a llover
pero en tus ojos no sé si llueva.

Hay nubarrones que recorren
lentos el techo de tu mirada viva,
el viento los empuja con dificultad
pero también brilla el sol.

En la foto está tu sonrisa clara
y tus ojos grandes y marrones
pero me faltas para saber si lloverá
o si podré ponerme a lavar.

A lo lejos, en tus ojos se mueven las nubes
pesadas, empujadas por el vendaval.
A lo cerca, en mis ojos no se refleja tu ser
ni se recrea tu imagen frente a ellos.

viernes, 4 de julio de 2014

Miradas vacías

Llegué de noche a ese parque con juegos infantiles oxidados al fondo. Observé con atención al origen de los chirridos que llenaban aquella madrugada, los columpios se mecían y el subibaja también. Me acerqué despacio y pude notar risas infantiles, primero muy quedo y luego aumentaron conforme me acercaba a los juegos.

Resaltaba la derruida iglesia con la luna asomándose entre sus ventanas, toda rodeada de árboles caducos, troncos erectos como esqueletos en el jardín. Entre la oscuridad y el débil brillo lunar distinguí las menudas figuras de niños no mayores de 10 años, primero vi a dos, luego tres y cuatro. Mi corazón se detuvo un instante para notar cómo una fría punzada crecía en su interior.

No percibí el frío característico en el ambiente que acompaña a los espantos y aparecidos. Tampoco flotaba pestilencia alguna de azufre. Todo seguía siendo normal exceptuando el hecho de unos infantes jugando ruidosamente en plena madrugada en un pueblo arrasado años atrás por la guerra y sus funestas consecuencias: Los juegos aún se mostraban negros y oxidados a consecuencia de la explosión atómica que arrasó con toda forma de vida. A través de mi ropa sentía mi piel erizándose al notar que esos niños, que no prestaban atención a mi presencia, reían y jugaban produciendo un ruido muy extraño y sordo. Sus pasos en el suelo con hojas secas sonaban como si corrieran sobre tierra floja; las nubes flotaban pesadas y dispersas en el cielo, cubriendo la luna; centré mi vista de nuevo en ellos, no podía distinguir sus rostros y eso me angustiaba.

Respirando profundo intenté relajarme. Después de todo, siendo forastero en aquellos lugares no podía juzgar las costumbres de los locales; cerré los ojos y me concentré en lo que les diría a esos niños, escogí las palabras cuidadosamente para no sonar agresivo ni sospechoso. Al caminar y acercarme saludé con voz audible... Me pasmó notar que mi voz no se propagaba más allá de un par de metros, como si estuviera encerrado por paredes invisibles de cristal, seguí avanzando mientras les preguntaba si me podían indicar dónde había un hostal para pernoctar. Ninguno pareció escucharme, sus risas me parecieron todavía más lejanas, como si provinieran de algún lugar a espaldas de los juegos infantiles, entre los muros de los edificios que aún seguían en pie. Comencé a sentir esa aprensión que nos grita desaforadamente que tomamos la decisión más estúpida de entre todas las posibles elecciones y me detuve en seco a escasa distancia de una pequeña que pasó corriendo tan cerca de mí que podría haberla tomado sin problema de la cintura y levantarla en vilo para exigirle una respuesta. Ni siquiera sentí su peso retumbando en la tierra...

El cielo se rasgaba en partes dejando brillar el tenue halo lunar, cesaron los gritos y las risas, los juegos dejaron de mecerse al punto, como detenidos por manos invisibles en el movimiento de descenso o de ascenso, desaparecieron las siluetas que jugaban pero las nubes seguían avanzando en el cielo cada vez más dispersas y delgadas. El aire abajo parecía estancado y el tiempo dudaba entre avanzar o echar raíces y florecer en una eternidad; por mi frente se deslizaba una gota de sudor que se detuvo a medio camino, era como tener una gota de lluvia que nunca se evapora adherida a la piel. El cielo se despejó por completo y se iluminó levemente el solar donde me encontraba; me acerqué a los juegos y pude ver aún las huellas de los niños que jugaban ahí al momento de explotar la bomba muy por encima de sus cabezas.

Aquello debió ser horrible: En un parpadeo brillaba un segundo sol en el cielo, con mayor intensidad que el astro rey y con más calor, un calor flamígero que incendia el aire alrededor, dentro de los pulmones mismos. Al instante siguiente todo es exageradamente luminoso, casi podría decirse que en ese momento no existen sombras, nada más luz que incendia todo lo que toca. El viento que sigue después arrastra las cenizas moldeadas con perfección al cuerpo vivo que se carbonizó en milisegundos pero no consigue borrar las huellas... Entonces sí, se rompe el silencio y llega el caos, el ruido exagerado como cien mil máquinas rugiendo, como la voz de Dios que debió escuchar Juan cuando le mostraron el Apocalipsis, desgarra la cordura y los tímpanos ¡PERO SIGUE ESCUCHÁNDOSE ESE RUGIDO FEROZ LLENO DE ODIO! Al pasar el viento y el ruido, vuelve la calma y entonces queda sólo el fuego purificando la destrucción y muertes injustificadas, innecesarias... Pero así es la guerra.

Aún hechizado e inmóvil por la visión que me llenó de tan profundo terror, volví a notar que las siluetas estaban ahí frente mío, esta vez observando con cruda fijeza. Cuando logré dominar mis sentidos y mi ser, pude ver los rostros de las apariciones y a la pálida luz mortecina de una luna creciente noté que no tenían piel alguna en el rostro, eran músculos negros, quemados y en lugar de ojos solo pude ver puñaditos de cenizas en las cuencas que, no obstante, miraban con una tristeza incontenible. Me veían fijos los agujeros de su calavera en mi rostro, sonidos viejos como canciones de antaño comenzaron a flotar alrededor y su eco era estremecedor; la voz que cantaba de pronto sonaba como a través de un tubo de metal, distorsionada, y el sonido que se reflejaba en las ruinas parecía sonar al revés en pequeños intervalos que fueron incrementando su duración hasta que la canción parecía ir y venir en el tiempo, adelante y atrás con una claridad que enloquecía los oídos y sesos.

Los ecos se fueron callando uno a uno y la canción cesó con un viento silbante que la silenció por completo, nada más se atrevió a romper el silencio impuesto por el gemido del aire. Sentí que el suelo bajo mis pies se volvía una pasta pegajosa y densa que me iba absorbiendo, parecía que caía sin caer en realidad; el cielo seguía claro, la luna palidecía y los edificios seguían deteriorándose mientras esas apariciones murmuraban algo incomprensible a través de sus bocas de carne hecha jirones, sin lengua. Las cuencas de sus ojos se iluminaron desde el fondo con una luz opaca, sin calor, blanca como la última luz que vieron resplandecer en el cielo, los murmullos subieron de volumen pero seguían siendo incomprensibles y yo aún caía sin chocar contra ningún fondo, parado sobre la tierra del solar de juegos.

La luz de sus ojos huecos contrastaba con la espesa negrura de sus bocas; la noche se iluminó con mayor intensidad que un medio día de caluroso verano, por un segundo no hubo sombras en ningún lado. Ante mí vi a aquellos niños que jugaban, sus rostros no mostraban heridas ni sus ropas eran harapos, sus mejillas lucían rosadas, sus bocas sonrientes. A un tiempo voltearon los cuatro hacia el cielo, en sus caras sorprendidas se reflejaba la intensa bola de fuego que se revolvía en el aire como un sol, hecho de fuego y muerte, un auténtico océano de llamas mortíferas contenidas en una esfera viva que latía incrementando su tamaño que explotó en silencio, consumiéndonos...

No recuerdo haber escuchado ningún sonido, sólo el resplandor que quemó mis ojos. Tampoco el calor abrasador pero sí el fuerte viento que me arrastró con él y fue a colarme entre las ruinas de la iglesia... De pronto todo fue paz otra vez, apagándose el cielo y reinando las sombras pesadas de la más cerrada medianoche.

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Levanto mi mano, luce renegrida, frágil, quebradiza. La acerco a mi rostro y con dedo indeciso toco mi mejilla derecha y ambos se desmoronan al contacto. Del lado izquierdo de mi rostro siento la piel colgando como una bandera ondulante al viento. Levanto la vista y me descubro solo en un pueblo muerto y solitario. Deambulo por las calles buscando un alma que me indique el camino para salir de ahí pero detrás de cada puerta caída de sus goznes y de cada ventana de cristales rotos no encontré más que polvo y huellas imborrables de seres que habitaron los espacios ya vacíos.

A lo lejos se escuchan chirridos y risas infantiles, pequeños pasos corriendo alrededor del subibaja y las cadenas de los columpios tensas en su oscilante movimiento. Me pierdo entre los edificios, llamando a gritos que nadie escucha, esperando una respuesta que se quedó esperando su pregunta y murió sentada. Tropezando con las piedras que hay por todo el suelo, siento un deseo intenso y profundo de llorar que queda eternamente reprimido en mi pecho, en mi garganta, en mis ojos... Las cuencas se quedarán secas por siempre.

jueves, 3 de julio de 2014

Suspiros

Abro la ventana para enviar un mensaje,
(suspiro)
dispongo las manos a lanzarlo
(suspiro de nuevo)
cierro los dedos,
(suspiro)
y cierro la ventana.

¿Acaso es que no me atrevo?
Podría ser que temo atreverme a más
y en un momento arruinar
lo que nunca sucederá.

¡Ah futuro incierto! Cruel devenir
que marchando mueles mi aliento
y regodeas tu maldad cetrina
en mi sufrimiento amargo.

¡Oh presente férreo! Rueda enorme
que gira y gira y se contrapone,
ya llevas estacionada largo tiempo
sobre mi corazón ahora deforme.

Nunca es más patético un intento
que dice moverse sin hacerlo,
esfuerzo estéril y falseado.
Suspiro y no sé si he fallado.

Cierro la ventana.
(Suspiros...)

Me lees

Me lees
¿En quién piensas?

No podría creerlo
si me dijeras que soy yo
quien te acompaña
en tu interpretación.

Cual Cyrano verso,
cada noche de insomnio
o dulce sueño,
en tu nombre mis besos.

Desdichado precoz
por nacer sabiendo
el fútil destino
de morir temprano
sin el redentor suspiro
de amor correspondido.

Me lees
¿Qué sientes?
Lo que sea no me atañe
pues no soy destinatario
en esa carta de papel mate.

¡Oh Cyrano que lloras!
Ingrato, tonto, descerebrado.
Bastardo, zopenco y anticuado.
Eres cursi, eres ñoño
¡Eres Cyrano!

Poeta, ser desdichado
que amas a una quimera
que desaparece
cuando has despertado.

Me lees...
En mí no piensas,
en tus historias, en tu piel;
ignorando que hiervo
deseando ser parte
de uno de tus ensueños.

martes, 1 de julio de 2014

Oráculo de la selva

Con el sonoro golpe de los tambores
de esta tierra nativos y enraizados,
se erige de vuelta el ídolo de oscura piedra
con fuegos e inciensos que flotan.

Las manos lo levantan despacio,
con precisa fuerza lo dirigen a su nicho
donde han ofrendado con cariño
el corazón risueño de un niño.

El fuego se enciende en la hoguera
y las caracolas resuenan,
tambores graves inundan el templo,
el ídolo brilla en su asiento.

Se impone el silencio del trueno,
afuera comienza una tormenta
y la brisa fresca se cuela al altar
erizando la piel del sacerdote.

¡Los dioses se han manifestado!

¿Volverá acaso el guardián negro?
¿Volverá acaso del exilio de hielo?

Los dioses no lo han pronunciado...

Afuera, entre las sombras empapadas
de la tormenta, voló un cuervo.