Escribo en secreto a mi amante,
Muerte Negra que en sombras me abate.
No temas por mis letras
ella siempre está cerca, muy cerca.
La última salida, la última puerta
que me conduce lejos y fuera
de la inmunda prisión de ceniza
está frente a mis ojos, entreabierta.
Llamo a mi materia nígrida
para unirnos con la amada oscura
¡Oh Muerte Negra que llegas!
Tu lección nunca es la última.
La puerta resplandece en la sombra,
se entreabre y la luz me ciega.
No vi el anuncio que arriba colgaba,
era ya muy tarde para ver nada.
"Última salida: Vida"
Dentro del laberinto de luz
mi piel se quema como leña.
Morir y renacer son Uroboros atroz
en el cíclico destino que se va.
Me di cuenta, Muerte querida,
que me equivoqué de puerta.
Esa que deslumbraba y decía Vida
me atrajo aunque yo no la quería.
Sólo entré y entonces supe
aquello lo que el cartel decía:
"Última salida: Vida"
Ahora en el Uroboros me esperas
de nuevo en el final,
a un paso de mi cercanía.
Volví a entrar al Laberinto de la Vida.
Bienvenido de vuelta.
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