viernes, 10 de agosto de 2012

Muñeca Noctámbula: Epílogo

El sueño terminó, ninguno de esos espantos han vuelto a aparecer en mis sueños, mucho menos fuera de ellos.

Me sigue pareciendo inesperado el final de la muñeca... Un simple resbalón fue todo lo que bastó para detenerla, para... desaparecerla. Tampoco entiendo qué quería ese espectro negro, quizás no era yo a quien buscaba después de todo, creo que me siento decepcionado por eso. Me habría gustado saber qué es capaz de hacer esa cosa, conocer algún mundo distinto de este, aunque aquél resultara un pandemonio satánico.

¿Ya lo ves, Violeta? ¡Sí eran reales mis tonterías! mis "nimiedades" infantiles que tanto te enojaban...

Cuando lavaba los trastos, no pude evitar que se me erizaran los vellos del brazo al tocar ese plato de porcelana dejó olvidado mi madre. Terminó estrellado contra el suelo cuando pretendía ponerlo a secar, se me... escurrió de entre los dedos, por decirlo así.

¿Por qué se llevó tantos años en suceder esto? Y al final para nada ¿Resulté no ser lo que buscaban?



El doctor de guardia cerró el diario de su nuevo paciente. Perplejo por la historia tan disparatada, salió a caminar al jardín del hospital. Era una madrugada inquieta, las ráfagas de viento hacían llorar a los árboles y a los arbustos incluso, el cielo estaba despejado y lleno de estrellas alumbradas por una luna menguante.
Se cerró la bata para protegerse del viento, llegó hasta un grueso abeto que tenía una banca al pie donde se detuvo, subiendo un pie a la orilla del asiento.

- ¿Qué le sucedió a este desgraciado para quedar tan perturbado? Lleva una semana aquí y no ha parado de gritar como poseso, todos esperaban que terminara por desgañitarse la garganta pero aún no se le cansa ni un poco la voz ¿Serán ciertas estas visitas o fueron sólo alucinaciones? ¡Qué va, zopenco! ¡Claro que alucina! ¿Ahora ya vas a creer en fantasmas, eh doctor? ¿Justo ahora, que está el viento soplando tan fuerte, te dio por pensar en espantos que gimen de no...

Dejó caer el cigarrillo que tenía en la boca, su mano temblaba y, sobre su hombro izquierdo, vio una mano delgada, pequeña, con dedos lisos y una piel que brillaba con la luna...

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