sábado, 28 de febrero de 2015

Noches desveladas

Será que mi locura es tan larga
como la medianoche que dura
un segundo, un pestañeo itinerante
que se marcha después de aislarme.
Será que mi mente se sacude
como mosca atrapada en miel,
mortal ámbar de oro y azúcar
que marchita mis alas traslúcidas.

Será que mi demencia ganó
y el violín que suena eterno
es el retruécano de la rueca
que arranca mis intestinos
y al final un hueco me deja.
Será que estoy condenado
o quizás ya fui ejecutado,
en un juicio parcial
en un abierto descampado.

Será que mi locura es más larga
que la noche adusta y oscura,
será que mis demonios se nutren
en la sombra que deja la luna.
Será entonces el ruido del violín,
ese que suena redondo, eterno
y sin descanso cada que cierro los ojos
dejando los párpados abiertos.

¡Ah, Noche Insomne!
Tú lo sabes y no respondes,
tú bien reconoces una cuerda
tan larga como la noche oscura
que se enreda en los dedos,
que me vuelve loco
que gira y gira y gira
y el violín llora y llora y llora
y la locura crece sin remedio,
a mis ojos una lágrima asoma
suena una campanada ronca,
el martirio rueda, se despeña,
la tortura vuela, en el aire se quema.

Será entonces mi locura
tan larga como noche oscura
eterno insomnio que duele,
que gira y llora demencia
cada que cierro los ojos
dejando el alma expuesta.

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