Ayer te vi, reprimí mis ganas de saludarte,
se notaba que te ibas, distraída como siempre
sumida en mil pensamientos lejos de este presente.
Juraste marcharte y hoy lo haces patente.
Seguí tomando mi café acostumbrado,
desde el invierno aquél que vi tu peinado
como siempre desde lejos cuando vas pasando,
saludando en silencio con una sonrisa y un abrazo.
Más amargo saben el café y el tabaco
cuando me dejo el cariño guardado
porque con lágrimas se va mezclando.
A tu sombra di un beso, un te amo,
ella me vio con dulzura complaciente.
Sabes que te extraño, mujer ausente...
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