Me da risa la gente que se dice madura
y confunden madurez con amargura.
No se trata de ser infantil en la vida
hay que volver a la inocencia perdida.
Yo no gusto del destino que ellos me pintan,
está lleno de tristeza, estrés y cosas que apuran.
Es un camino de negra soledad y muerte
y quiero vivir, vivir eternamente.
Sigo creciendo en mi física envoltura
no puedo evitar lo que el tiempo dicta.
Disfruto cambiar de piel sin premura.
Pero me niego a desechar esa laguna
de agua clara e inocente
que mi corazón de niño alegre inunda.
Elección nuestra siempre ha sido seguir los pasos antes caminados o crear el camino que mejor nos convengan.
ResponderEliminarEl niño está llorando, mujer...
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