martes, 16 de abril de 2013

Amanece, ya deseas...

Se rompe la aurora, miles de pedazos de cristal flotan en la niebla matutina. Es el instante mismo en que te das cuenta de que, desde hacía mucho, te estaba dejando fuera de su vida, pasaron tiempos y no te enteraste, tampoco te dijeron.

Como cuando amanece, de pronto todo luce gris y reposado. El dulce tono del adiós y del sol que nace. Ese tono lo escuchaste, lo viste, fue parte de ti como el recuerdo de un perfume colgado en el aire saturado y en cuanto nace la estrella regidora, se dispersa como diminutas gotas de rocío en la montaña.

Ayer, quizás ayer te diste cuenta de que deseabas algo y que aún lo deseas pero no llegará, ayer te acordaste de que ya no está ahí, que ya se fue.

Al final no somos indispensables aunque me encantaría estar a su lado una vez
                                                                                                       (otra vez)

1 comentario:

  1. Curioso el mensaje que me deja el escrito, pero creo, repito, creo que lo entiendo.
    n_n

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