sábado, 6 de abril de 2013

Dulce pecado

Una mirada solamente, por una mirada ardiente
de esos ojos grandes, marrones y lejanos,
me revuelvo en mil pensamientos para robarles
en mis labios un beso dulce, lento, que queme...

Por un viso de tu cuerpo, por caminar palmo a palmo
las palmas de tus manos, las palmas de tus pies
y la piel de tus senos firmes y morenos.
Por un poco de luz virginal, María de Azúcar.

Por disfrutar de tu sensualidad, de tu ingenuidad,
por vivir un minuto en la eternidad de tu sexo
y en la profundidad de tu aroma de mujer.

Me pierdo en mil ensueños y planeos
para acercarme a los pliegues de tu rezo,
a la caricia de tu calor que envuelve tu paso
y me deja humeante las cenizas del deseo.

¡Hierve mi sangre por tu beso!
¡Arde mi piel por tu abrazo!
¡Ruge mi cadera por tu sexo!

Mujer de misterios velados, de negras gasas
y tules delgados, dame a beber
y calma mi sed de ti, dulce pecado...

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