martes, 1 de octubre de 2013

Campo de Batalla I, II y III

Bailando frente a mi alma encuentro a tu sombra iracunda, amenazante.
Sus ojos son dos cuencas ardientes. Me muestra sus brillantes colmillos y espera que yo vuele...
Lechuza ¿Acaso tu sombra no la habías tirado? Tú misma la arrojaste al fuego. Es nada más el eco de su figura que aún baila frente a mí.

Comienzan los días bellos de Nuestro Señor. Los tambores suenan prestos para la batalla de los guerreros santos... El sonido de los enemigos nos llega desde la distancia y los corazones débiles tiemblan. En mi pecho el tambor golpea con emoción creciente.

Fuiste, Minos, un buen peleador, ahora mi luz te ciega, ahora miles de lechuzas han posado sus garras en tus ojos ¿Qué podrás hacer? En tu laberinto te pierdes guiado por miles de sonidos, tactos fantasmagóricos de plumas antes reposadas en tu magnánima espalda.
Tus cuernos se quebrantarán, tus huesos se molerán, toda tu fuerza será drenada y condenado sin el encanto que te permitía lucirte y conquistar.

Así sea, Así es, Así será...

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