martes, 12 de julio de 2011

Al son de ronda triste de los lagartos acongojados, me repito a diario...

Perdido entre repeticiones
insisto en la soledad robada:

Tantas veces me has dicho
que me extrañas,
que de tanto oírte
ya me extraño...

Y es repetida la llorada
que insiste en recodarme;
¡es que de tanto que me extrañas
ya me extraño tanto!

Ahora pretendo convencerme,
repitiendo a toda hora
que soy yo quien extraña,
soy quien te extraña tanto.

Ahora pretendo repetirme
el rezo diario, insulso,
para recordarme que
tanto que me extrañas
es porque te extrañas tanto.

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