martes, 6 de enero de 2015

Muy breve historia de un adolescente enamorado

Platicaban dos jóvenes amigos en un parque acerca del amor en los tiempos que vivían:

Si ella leyera mi mente y supiera lo que siento,
si se diera cuenta del amor que en mi pecho tengo
¡Ah! pero ni siquiera, ignora todo lo que digo y hago.
Amigo, ella es cruel, mala y altiva ciento por ciento.
Ahora ella pide un novio guapo, rico y con carro
yo soy sólo un puberto jodido, estudiante no becado
¿Cómo puede competir mi seso contra lo deseado?
Si por un mínimo segundo la tuviera en mi pecho,
recostada como la he visto con esos afortunados
hijos consentidos y malcriados de padres millonarios.

¡No digas tonterías, Armando!
Ella ni en sueños se fijaría en ti o en mí, hermano,
sólo existimos cuando de nosotros necesita algo
igual que tus amigos ojetes de sexto grado.
¡Deja ya de lloriquear por algo tan vano!
Aprende que hay mujeres que solo aman
cuando pueden verte la cartera llena de varo.

El silencio entre ambos se hubo instalado,
nada más dijeron ni Francisco ni Armando.
Frente a ellos altiva pasaba Monserrat
viendo a ambos hermanos acongojados,
sabiéndose deseada por los paupérrimos
corazones adolescentes de ella enamorados.

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