jueves, 22 de enero de 2015

Solo eso me faltaba

A veces soy letras, a veces cuervo
hay días que despierto como cerdo.
En ocasiones humano si me acuerdo,
es difícil estar loco y cuerdo a un tiempo.

Amanecen los días y no hay sueños
que recuerde y que me parezcan eternos.
Se acabaron las nubes que arrullaban
mis noches tibias con sus embelesos.
¡Oh profundo sollozo infinito!
Salerosa sonrisa, cara sonrosada
comprende que me vuelvo loco
y que en ocasiones me vuelvo nada.

Abro los ojos al nuevo desvelo
y la melancolía me desnuda el alma,
abro entonces el pecho ardiente
y sale del encierro un recuerdo
de alguien que antes me amaba
e imita a otros que antes volaron
y antes, antes no me importaba.

Desciendo al profundo pozo
con fondo de piedra y argamasa,
me pierdo en la húmeda negrura
hasta que la luna me ve y baja.
Su luz azul y fría me envuelve
como el lodo viscoso y pestilente,
con blancos destellos me abraza.
Aquí abajo el aire está caliente,
se escuchan todos, nadie dice nada.
Me duelen profundo esas palabras.
Veo en el reflejo del agua estancada
mi rostro nuevo que parece de rana,
ojos grandes, hocico plano y feo
la piel babosa brilla lustrosa,
hoy me convertí en anfibio,
de verdad, sólo eso me faltaba.

No hay suceso o noticia más triste
que ser primero un bello cuervo
y terminar siendo a sus ojos
tan detestable como una rana
que se arrastra, que croa y no grazna,
que brinca de charca en charca
y se llena de la inmundicia diaria.
¡No me veas bella luna bien amada!
¡No me veas sol ardiente y renovado!
déjenme esconderme un poco,
por favor, váyanse a la chingada...
Solo eso me faltaba.

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