lunes, 22 de julio de 2013

Cielo Gris, me acordé de vos.

En este momento de quietas nubes,
sentado sobre la piedra misma
de musgos verdes y grises destellos,
se viste mi corazón de melancolía.

No sé qué recuerdo me cruzó las sienes
pero debió ser uno muy profundo:
Me sumergió debajo de las olas
de mis ojos oceánicos, reflejados en los tuyos.

No sé de quién me acordé ¡Lo juro!
Esta estela de pasado me envolvió
y me ha dejado triste y flotando.
Hoy, ahora, aquí me siento triste y acompasado
como el acordeón que llora junto al violín.

¿Dónde quedó la otra parte de esa memoria?
¿Dónde se extravió tu identidad?
¿Quién eres o qué fuiste?
No veo tu rostro ni tu nombre
¿A dónde te fuiste?
Me pareció sentirte cerca de mí
¿Será que ya volviste?

¡Incertidumbre, amor!
No sé quién eres y ya te extrañé
Incertidumbre alrededor.
Sin saber(te) me conmueve(s).

Quizás alguien pensó mucho en mí
y se sintió triste y me lo comunicó.
Quizás no es que yo te extrañe,
sino que el extrañado sea yo.

Quizás quiero creer que alguien,
en algún lugar, por cualquier razón
me extraña tanto y tan profundamente,
que lloro de pensar que no es cierto...

Se esfuma de mi boca el susurro que te llama
no recuerdan mis labios tu palabra

Muerto el verbo, el acto ya no canta.
Los cuartos se vacían y la casa calla.

En silencio sigue muriendo el recuerdo
que pasa,
(se arrastra,)
(se desgarra)
y
     se
          acaba. . .

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