miércoles, 18 de junio de 2014

Recuerdo de postguerra

Con los lentos acordes de judaicas canciones
recuerdo los viejos días en que paseaba
por las tardes húmedas y grises, con sombrero
y bastón y del otro lado, tú de mi brazo.

Aquellas calles antiquísimas con candeleros,
a cada esquina con carros, gendarmes o pordioseros,
de la Brillante Alemania, patria próspera
donde el ingenio y el esfuerzo tuvieron su cuna,
nos contemplaban brillantes y húmedas
al andar felices, hablando tonterías
y comiendo, como siempre, strudel
antes de ir a tomar té a mi apartamento.

¡Oh Wilhemina! Tan dulce me sabían tus besos
que tantas veces juré hacerte un altar
y en él adorar eternamente a tu ser.

Ahora, en otra vida, otro tiempo, otro lugar
con diferente lengua y piel marrón
te recuerdo y confieso que no te busco, mi amor.

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